martes, 30 de agosto de 2011

LA VUELTA DEL CACHO

FELIPE HERNÁNDEZ G.
UNESR/Cronista Oficial de Valle de la Pascua
felipehernandez56@yahoo.es

Con el nombre de La Vuelta del Cacho se conoce en la toponimia del municipio Leonardo Infante del estado Guárico, una famosa curva localizada geográficamente al Sur de la ciudad de Valle de la Pascua, casi al final de la calle La Vigía, en la parte donde esta se empalma con la carretera nacional que conduce a los caseríos Corozal, Jácome, La Ramonera, Las Rositas, Las Dos Palmas, Melaito, Las Juajuas, Los Dragos, Corozalito, Apamate, Santa Juana, Carro Viejo, entre otros. La curva tomó el nombre de la Bodega “La Vuelta del Cacho”, que a mediados de los años sesenta del siglo XX estableció en sus inmediaciones, al lado derecho de la carretera, el señor Manuel Toro.

Don Manuel Toro, quien a sus 71 años, habita en la calle La Gallera (calle que conduce a la Urb. El Morichal), como a media cuadra de donde estuvo ubicado el establecimiento comercial, informa que le puso ese nombre, porque “como mi apellido es Toro, considere apropiado que el negocio se llamara La Vuelta del Cacho en alusión a la cornamenta del animal”. Recuerda que la bodega se la compró al señor Ángel España (conocido como el Mucio España), quien la tenía más adelante a la entrada del sector La Luisera, y él la mudó a ese sitio, estableciéndose en una casa que le construyó don Rafael Ochoa. Para ese entonces el sitio era un despoblado, sus clientes eran los transeúntes que desde los caseríos que quedan en la vía se detenían en el lugar a hacer sus compras. La bodega “La Vuelta del Cacho” se mantuvo activa hasta mediados de los años setenta, en el lugar ahora funciona un taller mecánico y al lado queda una gallera.

Ubicada inmediatamente después de pasar la entrada hacia la Urb. El Morichal, en las inmediaciones quedan los sitios de La Carmelina, La Gallera y la Urb. Terrazas de Corozal. Muchos han sido los conductores que han volcado sus vehículos en la citada curva, por no tomar las debidas precauciones al abordarla.

Para los años sesenta, en el sector habitaban apenas cuatro o cinco familias, entre ellas, doña Calixta Jiménez, Hermelinda Hernández y Rosa de Ochoa. Aquello era un campo. Un poco más adelante quedaba la finca Camoruco, que era propiedad de los portugueses Juan Inés y Agustín Sosa.

Como realidad geográfica, la curva de la Vuelta del Cacho forma parte de la toponimia menor de Valle de la Pascua. No era la intención ni pensó don Manuel Toro, que al ponerle tan particular nombre a su negocio, estaba legando a la posteridad un topónimo que se sumaría a la nomenclatura de la ciudad; y él, como autor pasa a la historia como protagonista local de este legado.

Don Manuel Toro es hoy un habitante más del sector de La Vuelta del Cacho, ahí vive con bonhomía, junto a su esposa, doña Dolores Jiménez de Toro, con la satisfacción de haber criado a sus hijos Ramona, Luis, Alicia y Mariela Toro Jiménez, profesionales útiles y de provecho, para su orgullo. El comercio, así como la cría y preparación de gallos de raza son una pasión que ocupa buena parte de su tiempo. Ir a las galleras a ver las riñas de gallo, es su distracción.

Sea propicia esta crónica para recordar la maliciosa copla llanera que el escritor Rómulo Gallegos, en 1928 plasmó en su célebre novela Doña Bárbara, dice así:

Del toro la vuelta el cacho, / del caballo la carrera; / de las mujeres bonitas / la cincha y la gurupera.

En Valle de la Pascua, a los quince días del mes de agosto del año 2011.

LOS CURAS REVOLUCIONARIOS DE LA INDEPENDENCIA

PONENCIA PRESENTADA EN EL VII ENCUENTRO DE HISTORIADORES,

CRONISTAS E INVESTIGADORES

ORTIZ. 20 de Agosto del 2011

Lic. Reinaldo Peña Chacin

Quienes han escrito la Historia relegaron al pueblo del relato histórico y del protagonismo de hombres y mujeres que participaron en la lucha independentista, de las acciones que contribuyeran a la marcha revolucionaria, de la fortaleza para luchar en condiciones adversas, de la separación de ciudadanos en superiores e inferiores, de exclusiones para los estudios universitarios, la carrera militar, el sacerdocio y los cargos de la burocracia local. Sin embargo, surgen muestras de reconocerse capaces, aptos e iguales para desempeñar oficios que le estaban vedado.

Así es el protagonismo que tuvieron sacerdotes católicos en la gesta emancipadora.

Son dignos de mencionar, en el marco de la celebración del Bicentenario de la Independencia, innumerables curas que tuvieron un desempeño en los movimientos insurgentes contra la corona española, su colaboración en la organización de reuniones secretas, conspiraciones, en el púlpito, en las plazas públicas o en los contactos personales.

Así demostraron que los ámbitos eclesiásticos venezolanos no fueron impedimentos para la lucha emancipadora y la acción revolucionaria.

José María Aguilar y Verde, cura revolucionario de los Valles del Tuy a quien se le inicio juicio en su contra el 1º de septiembre de 1814. Puesto preso fue expulsado del territorio venezolano embarcado en el Bergantín Palomo.

Antonio María Briceño Altuve, trujillano, quien fue consejero del poder ejecutivo. Ejerció el cargo de vocal de la Junta Patriótica de Mérida, a partir del 16 de septiembre de 1810, ejerció las funciones propias de su investidura, juramentando la independencia de esa provincia.

Las autoridades españolas iniciaron un proceso judicial en su contra en julio de 1812, acusándolo por el delito de infidencia contra la monarquía española. A fines de ese año, los tribunales lo condenaron a diez años de presidio fuera de los dominios españoles en América e Islas adyacentes, pero luego de una apelación de la sentencia logró quedar en libertad.

José Ignacio Briceño Pacheco, natural de Trujillo, fue designado presidente de Junta Provisional de Trujillo el 09 de octubre de 1810. Para el 16 de julio de 1812 fue encarcelado por las autoridades españolas por insurgente a la corona.

El 12 de agosto de 1812 fue trasladado y recluido en la Hospedería de Padres Capuchinos de Trujillo por motivos de salud. Fue absuelto y dejado en libertad el 09 de abril de 1813.

Juan José Bustillos, prebístero de la región de Aroa en el actual Estado Yaracuy, fue arrestado en el cerro El Tigre el 1º de diciembre de 1811. Se le inició un juicio el 23 de diciembre de ese mismo año.

Fue imputado de atacar a las Fuerzas realistas y de haber participado en las acciones de defensa en el poblado de Aroa. El 28 de marzo de 1812, debido al mal estado de salud y la avanzada edad solicitó libertad bajo fianza, la cual obtuvo el 13 de mayo de 1813.

José de Jesús Carvallo, colaboró durante la revolución de 1811. Cumplía funciones de Teniente de Cura en Petare y se le inicio un juicio por infidente el 26 de agosto de 1814, ordenándose su arresto y permanencia en el convento franciscano de Caracas en septiembre de ese mismo año.

Juan José Gamarra, cura de San Mateo, actual Municipio Bolívar, en el Estado Aragua, al cual se le inicio juicio el 1 de septiembre de 1814, por haberse llevado las alhajas del templo e incorporarse al ejercito de Francisco de Miranda. La última fecha de su juicio fue el 13 de abril de 1817.

Fernando José García, nacido y habitante de la Grita, en el actual Estado Táchira. Se desempeño como cura y presbítero del pueblo de Capacho en 1815. Recibía correspondencia de los patriotas y estaba informado de los movimientos insurgentes dentro de su localidad. Fue acusado el 29 de noviembre de 1815 por el delito de infidencia.

Ascensión González, cura en el pueblo de Chacao en el actual Estado Miranda. Salía con armas a reclutar gente para que sirvieran en las tropas insurgentes, seduciendo y persiguiendo a españoles y americanos.

Influyó en la revuelta de los negros del Valle de Caucagua en el año de 1812. Las autoridades españolas iniciaron juicio en su contra en el año de 1814 bajo la acusación de infidencia, prohibiéndosele la entrada a las provincias y territorios bajo el dominio de la corona española.

José de la Cruz González, era cura de Cabruta en 1811, trasladaba y entregaba, a bordo de una piragua, proclamas revolucionarias en otros poblados de la región. Enteradas las autoridades españolas solicitaron su aprehensión y posterior envió a Puerto Rico, logrando fugarse junto a otros prisioneros.

José Joaquín Liendo, clérigo y miembro de la Sociedad Patriótica, desde cuya tribuna expuso los fundamentos de la causa revolucionaria y fundador de la sociedad denominada el “club de los sin camisas”.

Fue uno de los más activos participantes en los sucesos que convulsionaron a Caracas durante 1810 y 1811. Entre sus acciones se cuenta el ahogamiento del retrato de Fernando VII en las aguas del Río Guaire. Fue hecho prisionero en enero de 1813 y recluido en la cárcel del Puerto de la Guaira.

Gabriel José Liendo, sacerdote, rector de la Universidad de Caracas actual Universidad Central de Venezuela. Lo catalogaron como de los principales revolucionarios debido al grado de influencia que ejercía por su carácter de rector y de eclesiástico. Ofreció alhajas de los templos para la causa patriota. El 1º de septiembre de 1814 se le abre juicio en su contra y la última fecha del mismo es el 13 de abril de 1817.

José Tomás Llorente, natural de Caracas. Presbítero de la Orden de la Merced Calzados. Se le acusó de la conducción de una compañía de milicias insurgentes, por el contenido de sus sermones agitando a los feligreses y generando animadversión hacia Fernando VII y haber jurado la independencia.

Logro refutar las acusaciones de las que fue objeto. Dejado en libertad y embargados sus bienes. Terminó sus días en el anonimato.

José Nicolás López, presbítero del pueblo de Moruy, ubicado en la península de Paraguaná en el Estado Falcón.

Cuestionó al Cabildo de Coro por desconocer la Junta de Gobierno de la Capital y favorecer el Consejo de Regencia. Fue llevado a prisión durante tres meses, luego puesto en libertad, el 22 de septiembre de 1810, y obligado a pagar los costos del juicio.

Silvestre López Méndez, nacido en Caracas. Maestro y prefecto de los Neristas. Se le formularon acusaciones de infidencias en septiembre de 1814 y la última fecha del proceso que se registra es la del 13 de abril de 1817.

Juan Bautista Oberto, presbítero de Coro oriundo de Barinas, a quien le fueron atribuidos unos versos satíricos en contra de la expedición del Marqués de Toro. Fue enjuiciado el 16 de junio de 1812 por infidelidad al rey, el cual concluyó el 11 de noviembre de 1812 siendo sentenciado a seis meses de cárcel y a cancelar el pago de los costos.

Juan José Orta, cura de Ocumare del Tuy, participó en varias acciones bélicas, destacándose, en un singular combate contra las fuerzas realistas del jefe militar, Francisco Rosete.

Su juicio se inicia el 1º de septiembre, pero quedó incompleto, puesto que el sacerdote emigró ese mismo año con el ejército patriota hacia el oriente de La Provincia. Se desconoce su paradero posterior.

Esteban Prados, clérigo franciscano. Forma parte de la relación de sacerdotes presos en Caracas y expulsados de Venezuela. Se sabe que su proceso se abrió el 1º de septiembre de 1814 y que cerró el 13 de abril de 1817. Emigró en 1814 y murió el 17 de abril de 1818 en el asalto del Rincón de los Toros cuando el Jefe Realista Tomás Renovales intento asesinar al Libertador.

Francisco José Ribas, capellán de Caracas y hermano de José Félix Ribas. Firmó los oficios del 19 de abril de 1810 como diputado del clero y considerado como un destacado partidario de la causa republicana.

Públicamente manifestaba su rechazo al Rey por los sermones que daba en la iglesia a favor de los patriotas.

En 1817 le dictaron una sentencia según la cual tenia prohibida la entrada a todos los territorios dominados por las corona española.

Nicolás Rosario, natural de Betijoque. Sacerdote sentenciado como infidente en 1815. Acusado de organizar una conspiración para atacar los batallones realistas de veteranos de Mérida, escapando hacia su pueblo natal donde es capturado y enviado al Tribunal de Secuestros de Maracaibo el 21 de abril de 1815.

Miguel Santa, sacerdote de los Teques. Fue enjuiciado el 1º de septiembre de 1814 y su caso seria cerrado el 13 de abril de 1817. Forma parte de la relación de sacerdotes expulsados de Venezuela.

Juan Antonio Subiaga. Sacerdote natural de Mérida. Predicó a favor de la revolución durante los sermones que pronuncio en la iglesia del pueblo de San Jacinto arremetiendo contra las provincias de Maracaibo y Coro leales al Gobierno Español y exhortando a la feligresía a obedecer al gobierno de Caracas y jurar la independencia de la Patria. Por estas razones se le abrió juicio en 1812 y condenado a destierro, sin embargo la Real Audiencia sobreseyó la causa se le devolvieron sus bienes y se le obligó a jurar lealtad a la Constitución del régimen español, ante el Gobernador de Maracaibo.

José Manuel Vargas, natural de Caracas. El 8 de junio de 1815 fue acusado por el delito de infidencia por haber realizado un sermón en el cerro de El Calvario. Recluido en la Cárcel de la Corona el 1º de abril de 1816. Al no encontrarse pruebas fue restablecido en su vicariato.

Presbítero Juan José Gamarra nacido en Santa Catalina de Siena de Parapara en 1765. Estuvo de Teniente Cura del Párroco de Turmero y en Parapara hasta 1792 cuando se le designo párroco de San Miguel de Acarigua. Luego regresa a Parapara en 1798 para ser trasladado a San Mateo en 1807.

Al caer la segunda República en 1814, huye hacia oriente con las tropas de Bolívar. Se le siguió juicio en ausencia, por infidencia. Se desconoce cual fue su destino.

Hoy, a doscientos años de nuestra Independencia, es necesario divulgar en las nuevas generaciones el legado histórico que nos permita que el pueblo se empodere de su pasado y de su presente para que se pueda construir una sociedad de igualdad, justa, de reconocimiento y respeto a la diversidad, con libertad, en democracia, participativa y protagónica.

La fé y la búsqueda de Dios no están reñidas con la lucha de los pueblos por su libertad.

Referencias Bibibliograficas

Centro Nacional de la Historia y Archivo General de la Nación

Memorias de la Insurgencia – Talleres de la Fundación imprenta

de la Cultura – Caracas 2010.

Botello Olman – Parapara Avuelapluma orígenes y Evolución Histórica – Publicaciones de la Universidad Rómulo Gallegos – Centro de Estudios Sociales (CENSA) San Juan de los Morros 2007.

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.