martes, 28 de septiembre de 2010

PUERTAS Y VENTANAS DE CAMAGUÁN

Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas

Una vez llegué a escribir que Camaguán es un
pueblo de argonautas. En su orilla es un mitológico puerto de agua dulce, un espejismo muy alejado del salobre aire del oceano. Mas allá de sus arenosas calles buscar el vellocino es una mera excusa, es solo otro modo de velar la eterna lujuria del hombre por el paisaje. Es optar por la absoluta mudez, cortar las ajadas ataduras del lenguaje. Alienarse en la imagen pura del verde. Y más adentro es encontrarse con el óxido de la luz sobre el viejo lienzo de las paredes, una veces desvencijado por el paso poroso del tiempo de los hombres y otras remozado como el crudo rostro de una Penélope entregada a la devoción de la nostalgia. Hoy Arturo Álvarez D'Armas nos presentan estas imágenes tomadas con un pulso ingenuo y acertivo en el acento verdadero del instante. Ancianas puertas y ventanas de Camaguán, serenas muecas que en la cálida metáfora del llano resisten la erosiva presencia de un escandaloso presente.
Jeroh Montilla






































































CONVERSATORIO EN CUMBITO

Edgardo Malaspina

El sábado, 18 de septiembre de 2010, se realizó un conversatorio en el sitio de Cumbito, organizado por el profesor Fernándo Rodriguez , cronista de Ortiz ; y con la participación de Oldman Botello, Adolfo Rodriguez, Jeroh Montilla, Felipe Hernánadez, Eduardo Lòpez, Ruben Páez, Osbwaldo Pérez y quien estas líneas escribe.

Temprano nos reunimos en la Rodriguera, la casa de Fernándo Rodriguez, quien amablemente nos mostró algunas piezas con valor museístico que adornan su morada: la mesa y el sillón donde Miguel Otero Silva escribió Casas Muertas, la vitrina y una vajilla de porcelana que pertenecieron al Tuerto Vargas; libros venerablemente viejos ; y un cuadro peculiar de Las Tres Divinas personas con más de un siglo de existencia. Mientras tomamos café, Adolfo nos obsequia un ensayo sobre la vida del Dr. Guillermo Palacios, un esbozo sobre la personalidad íntima de Lisandro Alvarado, y tres tomos que recogen todo lo relacionado con la pandemia de gripe en Venezuela en 1918. ¡Una verdadera joya!.

Botello me entrega el número más reciente de la revista Expresión, de buena presentación y factura y con excelentes artículos.

Pasadas las nueve partimos hacia Cumbito. Don Oldman es el baquiano. A 5 kilómetros en dirección Ortiz - dos Camimos hay un desvío. Una valla nos orienta: “Bienvenidos a Cumbito Camino Real para los Llanos del Sur. Por aquí pasaron Mariano Martí, Alejandro de Humboldlt, Bolívar, Morillo, Sach y otros…”

Por una carrera de granzón llegamos al fundo La Ceiba, propiedad de la familia Díaz-Vilera. En una churuata todo está dispuesto para la conversación: mesas, sillas y café. Un arpa colgada del techo y un babo disecado adornan la estancia. Antiguamente en el centro del fundo estaba una gran ceiba que el fuego consumió una tarde calurosa y triste. Pero cerca crecen dos ejemplares que honrosamente la sustituyen.

Oldman Botello inicia exponiendo la importancia del camino desde el siglo XVII hasta principios del XX. Habla de los personajes que lo transitaron, la misión Iturbe, etc ;y afirma que en 1912 el Ministerio de Obras Públicas reconstruyó el trayecto desde San Juan de los Morros hasta Calabozo. En 1913 un decreto contemplaba la reparación de la carreta San Juan de los Morros-Dos Caminos. Botello termina su intervención realizando citas del Obispo Martí, Ramón Páez y Francisco Michelena. Todos coinciden en lo impactante en el cambio del paisaje en el momento de hacer entrada a la zona que nos ocupa.

Eduardo López aclara que cerca se ubica el sitio denominado El Caimán, el cual según sus investigaciones logró precisar y fotografiar. Y es exactamente allí donde por primera vez Humboltd utilizó el término “llanero”, para referirse aun tipo específico de habitante de la región.

Fernándo Rodriguez habla de la familia Diaz Vilera –. Muestra un folleto que escribió sobre la misma, aclara el origen de la palabra “cumbito” y lo relaciona con África .

Jeroh Montilla interviene para indagar sobre las razones del cambio del camino y la aparición de las posadas. Se aclara que esos cambios son dictados por las jornadas o tiempo de traslado a pie o a caballo de un sitio a otro. La jornada, por lo general, se iniciaba en la madrugada, a las 3 am, y terminaba con el ocaso a las 5 de la tarde, aproximadamente. Es por eso que nuestros pueblos son equidistantes, afirma Felipe Hernández, recordando al Padre Chacín. Felipe también habla de la carretera La Villa-Calabozo.

Adolfo Rodriguez dice que el etnónimo o autogentilicio “llanero” fue utilizado por Humboltd, porque este sabio, junto a su hermano, el lingüista Guillermo de Humboltd, solía respetar los topónimos y términos regionales, ateniéndose al romanticismo de la época. Rodriguez hace hincapié en las observaciones que los distintos viajeros hacen al penetrar la zona llanera que nos ocupa. Remata que sería interesante hacer una expedición para tratar de buscar ese límite transcendental de la naturaleza que impacta los sentidos al demarcar la diferencia del paisaje.

Osbwaldo Pérez habla del comandante Vilera, militar con parentesco con lo familia que nos recibe ahora en su casa.

Nos obsequian con carne asada, cachapas, queso blanco , chorizos y cervezas bien frías.

Cae una fuerte lluvia, con ventolera y relámpagos. La reunión se acabó y Dios sabe lo que hace.

viernes, 24 de septiembre de 2010

RUINAS DE UNA IGLESIA EN MACAIRA

Carlos A. López Garcés
Cronista de Altagracia de Orituco
Distrito Monagas del Estado Guárico



Ruinas de una iglesia en Macaira. (Foto: C.L.G./1991)

La Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, mediante resolución emitida en Caracas el 28 de julio de 1960 y publicada en la página 2 de la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 26.320, de fecha 2 de agosto de ese mismo año, declaró Monumento Histórico Nacional a todas las iglesias y capillas antiguas que había en el territorio nacional, terminadas o no y ya existentes para el año 1830, cuando fue constituida la república venezolana.


Sólo dos iglesias quedaron sujetas a esa declaración en el otrora distrito Monagas (hoy municipio José Tadeo Monagas) del estado Guárico. Una fue la iglesia San Francisco Javier en Lezama; la otra fue la del Arcángel San Rafael en San Rafael de Orituco. Ambas datan del siglo XVIII.

Las ruinas de una iglesia ubicada en frente de la plaza Bolívar de San Francisco de Macaira, en el cruce de las calles Urdaneta y Sebastián Rodríguez, no fueron ni podían ser amparadas por aquella medida porque su construcción aún no había comenzado en 1830. Al parecer, la edificación de ese templo la empezaron a mediados del siglo XIX, gracias a la recolección de colaboraciones y luego que los iniciadores del pueblo consolidaron la vecindad. Sin embargo, los trabajos debieron suspenderlos por falta de recursos para continuarlos, aunque después hubo nuevas colectas de dinero que sirvieron para proseguir la obra hasta construirle las paredes, incluida la del frontis, pero nunca concluyeron el edificio. Así, inconclusa, estaba todavía en las primeras décadas del siglo XX, cuando ya sus paredes presentaban daños muy severos por la acción de la naturaleza. Habría sido un templo de treinta metros de largo y doce metros de ancho, aproximadamente, con paredes de tapia y rafa, sostenidas por contrafuertes grandes.

La imposibilidad de concluir esta “iglesia vieja”, como la llamaba el vulgo, habría influido en la decisión de construir una nueva, más modesta y menos costosa, quizás en la octava década del siglo XIX. Este templo es el mismo de hoy; está ubicado en la calle Sebastián Rodríguez (antes de San Juan), a una cuadra al sur-este de la plaza Bolívar.

No obstante y a pesar de no estar amparadas por aquella declaración de trascendencia nacional de 1960, es oportuno afirmar que las ruinas de esa “iglesia vieja” deben ser consideradas de hecho un monumento patrimonial de Macaira, que debe conservarse como muestra de la evolución histórica de esta localidad, la cual se formó por generación espontánea en terrenos de Altagracia de Orituco, en la primera mitad del siglo XIX.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

LA EXPERIENCIA DE CUMBITO

Adolfo Rodríguez

Fotografías: Edgardo Malaspina


La persistente pasión por su país que anima a Oldman Botello y la vocación humanística de Fernando Rodríguez Mirabal hicieron posible este inusitado encuentro de cronistas en el caserío Cumbito del municipio Ortiz. Asisten dos historiadores de la localidad (Fernando y José Obswaldo Pérez) acompañando a quienes de fuera nos asomamos a esa fascinante territorialidad que el espíritu humboldtiano sacude de su letargo hacia 18OO.

Entrada a el fundo de los Vilera

Andamos tras esa trayectoria en la que el iluminismo europeo se topa con la etnicidad llanera y la expone, con su prestancia y singularidad, ante el mundo. El entusiasmo de Eduardo López Sandoval procura advertirnos que tal chispazo marca un nacimiento, que a nuestro parecer ocurre para la historia de la cultura, ya que la turbación llanera data quizá del siglo XVII. El escenario sobrecoge al viajero como evidencian Ramón Páez, Michelena y Rojas y Carlos Sachs. Un “borde” al que procede examen cuidadoso y analítico. En el conversatorio (se arrinconaron las ponencias) intervienen los moradores del sitio, activos, atentos, pensando, comentando, corrigiendo. No sólo fue una recepción con la exquisitez de un banquete helénico, si no conciencia alerta por el mundo en que estos hombres han nacido y viven. Es la familia Vilera, apellido que hace gala de heroicidad en la luchas por la independencia.

Los que llevamos inquietudes, observaciones, referencias (Rubén Páez, Edgardo Malaspina, J. Montilla, Felipe Hernández, amén de los nombrados), redondeamos objetivos para las incursiones que emprenderemos, individual o colectivamente, en bien de respuestas a esas señales que nos amagan tanto.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Entre la geología y la anécdota: Las galeras de Ortiz y de Tiznados*

Ponencia presentada en el

VI ENCUENTRO DE CRONISTAS, HISTORIADORES E INVESTIGADORES

ORTIZ, 20 DE AGOSTO DE 2010


Las galeras en los libros de geografía


Oldman Botello

La Galera de Mapire, Ortiz, Edo. Guárico. foto Ari Sojo


Uno recuerda en los libros de geografía de Venezuela utilizados en la escuela primaria -y el autor siempre tuvo a la mano textos escritos por el recordado Hermano Nectario María y por los educadores J. M. Siso Martínez y Humberto Bártoli- que cuando se hablaba de la orografía del centro del país, salían a relucir las legendarias Galeras, bien sea las de Tiznados, las de Oñiz, las de Guarumen las del Pao y Camatagua, muy nombradas y cantadas. En esos textos se leía que se nombraban galeras porque a la distancia, en el horizonte semejaban con su largura más que altura, a una vieja galera o navio español de vela y remo de los siglos XVI, XVII y XVIII donde regularmente se trasladaban los esclavos desde África a América.

Las Galeras en el concepto geológico

En la legendaria Geografía de Venezuela del eminente maestro español radicado en Venezuela, don Pablo Vila, se escribió sobre la data y la conformación de las Galeras, citando el científico Alfredo Jahn: "[... ] a lo largo de la vertiente de la Depresión llanera 'se levanta una pequeña cadena que la acompaña paralelamente en toda su extensión. Esta pequeña onda o repliegue del terreno' es llamada en algunos lugares toponomásticamente La Galera; la Galera de Ortiz o la de El Pao, por ejemplo [...] esta 'onda o repliegue' es el resultado de una iarga falla de corrimiento, que hizo avanzar hacia el norte los estratos eocenos". (Vila, 1960 (I): 98) y más adelante continúa describiendo: [...] Esta cabecera del Llano se ensancha gracias a la aparición en el Eoceno combinado con el Cretáceo. Se presentan estas formaciones entre el Mio-Oligoceno y el Cretáceo metamórfico, con intercalaciones de rocas básicas de la Serranía del Interior" (Ibídem: 111) Nos habla el profesor Vila de que las Galeras son lentas olas durante el proceso geológico y que luego se petrificaron.

Las Galeras en la voz de viajeros y científicos extranjeros

Alejandro de Humboldt, que visitó la zona en el año 18OO, al referirse a los morros de San Juan y de San Sebastián, escribe en su extraordinario libro Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente que ambos parecen estar enlazados y también con la Galera [...] que limita los Llanos como una muralla rocallosa" (Humboldt, 1985 (III): 198) El mismo Humboldt fue objeto de la visión de los espejismos que el sol reverberante provoca en las soledades del llano guariqueño. Escribió también en su libro que [...] Los montículos de San Juan y Ortiz, la sierra llamada La Galera, parecen suspendidas cuando se les ve al lado de las estepas, a 3 o 4 leguas de distancia". (Ibídem, II: 392).
El francés Juan Bautista Boussingault, que andaba por Venezuela en 1822-1823, al referirse a las rocas de la zona al sur de San Juan de los Morros escribió que eran negras, especie de diorita con cristales de piroxeno; éstos, en algunos puntos se hallan alterados, y forman a consecuencia de la alteración, un caolín piroxénico [...] las rocas que acabo de mencionar pertenecen a esa fila,de colinas , como también el monte de La Galera" [Boussingault, 1974: 216]
El alemán Friedrich Gerstacker, en su tránsito por la zona a comienzos de 1868, deja la siguiente referencia [...] Desde Ortiz en adelante la región era completamente quebrada, encerrada a derecha e izquierda por cadenas montañosas de alguna consideración, pero que a ojos vista decrecían a medida que avanzábamos hacia el sur" [Gerstacker, 1968: 62]
El médico alemán Cari Sachs, anduvo por estas tierras guariqueñas en 1877. Pasó aclarando por Ortiz y escribió en sus memorias de viaje: [...] subimos inmediatamente a La Galera, la cual nos ofreció una bella vista del apacible valle de Ortiz [...] Pernoctamos en una fonda que hay sobre el lomo de La Galera y la cual es llamada Los Dos Caminos [...] La falda de La Galera de Ortiz es extremadamente suave; sin límite preciso, desaparece la cadena de colinas en la superficie horizontal de la estepa. Los bellos y frondosos árboles que en el lomo de La Galera orlan el camino con espeso bosque forman siempre poco a poco grupos más pequeños separados unos de otros por claros cubiertos de hierba" (Sachs, 1987: 82-83)

Las Galeras como paraíso de cazadores

Como se observa en los testimonios de estos educadores, viajeros y científicos, las Galeras orticeñas llamaron la atención y concitaron el estudio de su formación geológica en simbiosis con la admiración del paisaje del piedemonte y del Llano propiamente tal. Pero las Galeras han sido siempre, antes mucho más que ahora, reducto de cazadores. En el piedemonte y sobre las galeras y en los valles inmediatos siempre habitaron jaguares, pumas, venados, báquiros que lo convirtieron en el paraíso de los aficionados a las escopetas, al igual que las costas del Aguaro y Guariquito para la cacería y la pesca. Aún en los años sesenta se contaban en mi pueblo de Villa de Cura, historias fantásticas de cacerías de animales, aventuras reales o inventadas por diestros cinegetas o avezados lanceros que con arma tan rudimentaria acometían o esperaban a los jaguares para ensartarlos; también la visión de señales, luces, supuestas ánimas en pena y figuras espectrales nocturnas. Un reconocido hombre público, que fue asesor petrolero, gobernador de Amazonas, secretario de la Presidencia de la República y notable memorialista, el Dr. José Giacopini Zárraga (1911-2008), fue un arrasador tigrero con sus escopetas o con rifles en el Guárico, Apure, Cojedes, Amazonas, Portuguesa y Barinas. Después se convirtió, serenada ya su vida, en conservacionista arrepentido. Para un evento científico narró sus experiencias de cazador y en una de sus fragmentos fefiere la actividad en la Galera de Ortiz. Así lo dijo en su texto:
[... ] Hablemos de otros felinos. Los pumas, llamados leones en Venezuela. Tuvimos oportunidad de encontrar varios san ir especialmente a cazarlos. Cuando echábamos lances con perros en las galeras al norte del distrito Roscio del estado Guárico. Galeras de Corocito al oeste de Ortiz o las situadas más al norte, en las zonas de Parapara y Uverito, muchas veces los perros persiguiendo a los venados levantaban pumas que unas veces corrían y otras se encaramaban en un árbol, pero sin dar oportunidad de tirarlos. Una vez en las galeras de Uverito, en tierras de Nicolás Sosa, cazaba en unión de Ramón Azerm, Pedro Polanco y Luís Esteban Pérez, de Los Teques, quien poseía una buena trailla de perros venaderos. Echamos un lance que se perdió, no apareció ningún venado, yo estaba hacia el este en la parada más lejana y cuando oí que llamaban a los perros para marcharnos, experimenté la sensación de que alguien me estuviese observando, me volteé con cuidado y como a 30 metros de distancia estaba un puma sentado sobre las patas traseras y efectivamente, viéndome. Le disparé con un Winchester 44 que cargaba ese día y logré acertarlo en la base del cuello; se trataba de un macho grande". (Giacopini Zárraga, 1992: 46)
Hoy no abunda la cacería en las Galeras, aunque siempre se encuentran, especialmente en los meses de sequía, los venados y váquiros de acuerdo a comentarios de gente de Ortiz y de Parapara. Pero la idea es preservar su habitat y la flora, la hermosa flora de las galeras, los araguaneyes, los chaparros, las palmas, donde crezcan, guásimos y demás árboles que forman la floresta de las galeras de Ortiz, de Tiznados y del Pao.

FUENTES CONSULTADAS

Apuntes estadísticos del Estado Guárico. (1967). San Juan de los Morros: Biblioteca de Temas y Autores Guariqueños.
BOTELLO, Oldman. (1994) Para la Historia de Ortiz. Ortiz: Publicaciones de la Alcaldía del municipio Ortiz.
BOUSSINGAULT, Juan Bautista. (1974) Memorias. Caracas: Ediciones Centauro.
DUPOUY, Walter. (1966) Sir Robert Ker Porter's. Caracas Diary/1825-1842. Caracas: Instituto Orto y Magdalena Blohm.
GERSTACKER, Friedrich. (1968). Viaje por Venezuela en el año 1868. Caracas: UCV, Departamento de Idiomas Modernos
GIACOPINI ZÁRRAGA, José Antonio (1992) "Reminiscencias cinegéticas: jaguares, pumas, onzas y cunaguaros", en: Felinos de Venezuela. Caracas: Memorias del Simposio organizado por Fudeci. 01-04 de septiembre de 1991
HUMBOLDT. Alejandro de. (1991). Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. Caracas: Monte Avila Editores. Vol.
SACHS, Carl. (1987). De los Llanos. Caracas: Fondo Editorial Conicit. VILA, Pablo. (1960) Geografía de Venezuela. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Vol.

Informantes

Don Perucho Seijas (Parapara)
Dr. Lucas Manuel Moreno (Villa de Cura)
Prof. Fernando Rodríguez Mirabal (Ortiz)

*Tomado de http://fuegocotidiano.blogspot.com/2010/09/entre-la-geologia-y-la-anecdota-las.html

El padre Alberto González Pérez

José Obswaldo Pérez

La historia de la Iglesia católica en Guárico está por escribirse, como las de sus pastores y religiosos. Sólo me voy referir, en este momento, a un párroco orticeño, pero lo haré con otros más adelante. Me refiero al doctor y presbítero Alberto González Pérez. Un personaje nacido en Ortiz, hijo de don Nicolás González y doña Vicenta Pérez González. Pertenece a una familia de productores agropecuarios y descendiente de militares conformada por siete hermanos: Benigna, Gertrudis, Eulogio, Alberto e Ignacio González Pérez.

El padre del presbítero Alberto González fue ganadero, propietario de tierras en Guardatinajas y su madre doña Vicenta Pérez González era hija del político y militar José Francisco Pérez, actuante de la Guerra Federal y de la política local orticeña. Sus nombres hoy relucen en la documentación sobre los ejidos del municipio Ortiz, específicamente los concernientes a la posesión La Cañada, donde se centra un juicio por la propiedad de estas tierras.

El doctor Alberto González Pérez fue un cura de brillante lucidez intelectual que ocupo altas labores en la iglesia venezolana, durante el difícil episcopado de monseñor Silvestre Guevara y Lira. Le toco ocupar cargos en Caracas como Secretario del Arzobispado, Canónigo de la Catedral, Rector y vicerrector del Seminario de Santa Rosa y Capellán de las Mojas Concepcionistas[1].

Durante el conflicto del gobierno de Guzmán Blanco y el arzobispo Guevara y Lira, fue designado Vicario de Zaraza[2], desempeñando allí, por dos años, una gran labor al integrarse a todas las obras sociales, culturales y educativas. Dice Soto Arbelaiz (2001) que fue él quien participó, en 1878 a las autoridades eclesiásticas, la existencia en la villa del Unare de una imprenta llamada El Farallón,[3] con lo cual quedó demostrado que en esta ciudad la imprenta existió mucho antes de lo establecido por los historiadores.

En su ejercicio de sacerdocio, en el Oriente del estado Guárico, fue propulsor de la creación de la parroquia El Socorro, mediante capitulaciones firmadas en 1879 y que, posteriormente, el Obispo Salusiano Crespo creó, oficialmente, el 14 de octubre de 1882. Posteriormente, el doctor González Pérez fue designado sacerdote de Altagracia de Orituco, el 8 de septiembre de 1879[4]. En esta localidad cumplió una ardua labor espiritual, entre la que destaca la de servir de guía a Susana Paz Castillo, una joven mujer que se entregará a la fe de Dios y se conocerá después como la Madre de San José.

En Altagracia de Orituco y San José de Guaribe[5] son los dos lugares donde gran parte este prelado de la Iglesia católica ejerció el sacerdocio. Allí murió, el 11 de septiembre de 1902[6], en Sabana Grande de Orituco, a consecuencia de un derrame cerebral. “El P. González era un excelente confesor y director espiri­tual, así como un buen educador. Era un hombre caritativo con los pobres, a los cuales protegía con amor, desprendi­miento y sacrificio”, señala Verónica de Sousa, en su libro Madre Candelaria de San José: Fuerza y Ternura de Dios (2008).

NOTAS BIBIOGRAFÍAS

DE SOUSA, VERONICA (2008). Madre Candelaria de San José: Fuerza y Ternura de Dios. Caracas: Paulinas Editorial

GONZÁLEZ ROJAS, SORAYA ().Datos Históricos sobre san José de Guaribe.

LA ROSA WERNER, LUIS A (2008). “Madre Candelaria de San José”. En: madrecandelariadesanjose.blogspot.com

PEREZ MARTINEZ, VICTOR MANUEL (1996).Vida y obra de la sierva de Dios Madre Candelaria de San José. Caracas: Ediciones Tripode

RODRIGUEZ, MOISES (1972). Zaraza: (desde una esquina con faroles). Caracas: Publicaciones "Vale Juan González

Soto Arbeláez , MANUEL (2001). El Guárico oriental, Volumen 2


[4] DE SOUSA, VERONICA (2008). Ob. cit

[6] PEREZ MARTINEZ, VICTOR MANUEL (19).Vida y obra de la sierva de Dios Madre Candelaria de San José

Imagen tomada de http://unasantacatolica.blogspot.com/2009/08/las-7-excelencias-de-la-sotana.html

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.