jueves, 30 de julio de 2009

Israel Ranuarez Balza

Daniel R Scott


Acompañé a mamá, hoy una anciana de muchas canas, a la necrópolis de la ciudad. A sus años y con su frágil bastón de madera, ya no pude venir sola a estos lugares. Ella viene a depositar una flor y dos lágrimas en la tumba de su padre, un francés de la ciudad de Lyon que combatió en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, y que vino a parar en este rincón del mundo quien sabe Dios como ni por qué. Mientras mamá se ocupaba de remover escombros, recuerdos y suspiros, yo husmeaba por los alrededores, harto fastidiado, leyendo fechas de nacimiento, de defunciones y apellidos. "No me gustan estos camposantos" pensaba. "Son los depósitos sin fondo de los caprichos de la muerte." Por eso quiero que me cremen y echan mis cenizas donde nunca sean vistas ni encontradas. Así andaba cuando me tropecé con un nombre y una fecha familiares: Israel Ranuarez Balza, 1922-1974. Se trata del Doctor de quien nuestro hospital toma su nombre. Apenas remontaba los cincuenta. Quien sabe cuanto no habría dado de haber vivido más.

¿Qué podría yo decir de este insigne personaje, padre del amigo y cronista Argenis Ranuarez, sin evidenciar que me quedo corto a la hora de abordarlo con mi pluma ignorante? Diría, pidiendo disculpas por la falta de cosecha propia, lo que ya otros han dicho, lo cual no es del todo malo, porque a veces en la patria de Bolívar olvidamos al benefactor para aplaudir lo efímero, la mediocridad y la estulticia. Es bueno que traigamos a la memoria a aquellos que dejaron huella, los que jamás deben terminar hundidos en los océanos siempre crecientes del tiempo y del olvido. El hombre bueno debe perdurar en la mente del colectivo con la eternidad de un Dios. El hombre bueno y productivo es la verdadera identidad de un país, por no hablar de su progreso.
Dice Lorenzo Rubín Zamora que Israel Ranuarez Balza era una "persona fina, cumplida y de reconocida honorabilidad." Continúa diciendo el autor que Israel fue un profesional de la medicina, egresado de la UCV en 1946, y que inició su carrera aquí, en San Juan de los Morros, el amado terruño. En efecto: En la Avenida Sucre, unas casas más abajo de la humilde vivienda donde vivió la querida y siempre recordada Joséfa García del Nogal ( la entrañable "Pepita" ) se encuentra la casa que habitó y una placa conmemorativa que señala el hecho.

Nuestro biografiado ocupó además la Medicatura Rural de Cantagallo, la Especialidad de Anestesista en el Hospital Guarico y médico del IPASME. Sigue diciendo Lorenzo Rubín Zamora: "Como consecuencia de las últimas elecciones nacionales, resultó elegido concejal por el Distrito Roscio; y, al reunirse la Cámara, fue nombrado Presidente del Ayuntamiento"
En un merecido homenaje que se le hiciera al talentoso percusionista "Angelito Pérez" el 15 de mayo del año en curso, éste comentó en una especie de breve sollozo como el Dr. Israel Ranuarez Balza fue el "médico de cabecera" de su familia. Y es que sin denigrar a nuestros profesionales que dan lo mejor de lo suyo para arrebatarle a la muerte la vida de sus pacientes, es necesario reconocer que los antiguos profesionales de la medicina se tomaban sus labores y sus voluminosos libros con la vocación y la mística de los apóstoles y evangelistas de antaño.

Yo asocio a Israel Ranuarez Balza con mi primer encuentro con el eterno misterio de la muerte, y a continuación explicaré la causa: Era una mañana o una tarde de 1974. No llegaba yo a los diez años de edad. Estudiaba en el querido y siempre recordado Grupo Escolar "República del Brasil." Ese día las autoridades del plantel lo dieron libre. Siendo el niño despistado que todavía soy de adulto, no sabía la razón de ese día libre. "¿Que pasa?" pensaba yo entre el barullo y griterío infantil. Salí por los portones de la escuela sin saber por qué. Entré junto a otros niños al palacio de gobierno sin saber por qué. Y de repente ( sin saber por qué ) me encontré frente a un féretro al que montaban guardia.. La atmósfera era ceremoniosa y pesada. Al vernos, un amable señor de traje gris, enjuto de carnes y algo mayor, nos invitó con un gesto casi afectuoso y social a que pasáramos adelante. Entonces yo, todavía sin saber por qué, di varios pasos y me asomé tímidamente al féretro abierto. Ni susto ni terror, tan solo me embargó una sorpresa que nunca más volví a sentir: Lo que vi fue una rígida seriedad casi académica labrada en dura piedra solemne, a un personaje sacado de algún museo de cera, y un color como de otro mundo que no se encontraba en ninguno de mis muchos creyones de la educación primaria. Un ser, en fin, que en su rigidez inspiraba respeto.

Regresé a casa y, hasta el solo de hoy, nunca dije nada de mi primer encuentro con el Misterio encarnado en ese roble yacente que fue Israel Ranuarez Balza..
En los locales de Cellunerg, al frente del Modulo de la Morera, existe un folleto donde el cronista e hijo de nuestro biografiado, recoge con cariño y nostalgia en párrafos y fotografías la trayectoria de Israel Ranuarez Balza, y que puede ser consultado por el público que quiera saber mas de nuestro personaje.

3 de Noviembre de 2008


Imagen tomada de http://www.diariolaantena.com.ve/sucesos/sucesos.php

miércoles, 22 de julio de 2009

CRÓNICAS DE CAMAGUAN


Corona Póstuma a Napoleón Baltodano


Italo Jiménez Laya

Cronista Oficial de Camaguan, estado Guárico, Venezuela

Email: italojimenez44@gmail.com

En el mes del artista nacional recordamos a Napoleón Baltodano, quien nace en la ciudad de Managua (Nicaragua) el 1º de septiembre de 1895. Llegó a Venezuela en 1929, como director musical de un circo de atracciones, procedente de Costa Rica, y en la oportunidad de marcharse dicho circo, fue contratado para prestar servicios en la Banda Marcial de Venezuela, como primera trompeta, bajo la dirección del maestro Pedro Elías Gutiérrez. En 1930 contrajo matrimonio con María Cristina Gómez, de cuya unión procrearon nueve hijos. En 1940, siendo todavía integrante de la Banda Marcial, funda su propia orquesta., la cual bautizó con el nombre de “Las Estrellas Melódicas”. Ese mismo año se inspiró y compuso en letra y música su conocido y popular merengue ‘‘Brujería”, el cual ha sido difundido e interpretado en diferentes latitudes del continente, teniendo también en su haber numerosas composiciones.

Más adelante, en 1948, el gobernador del estado Guárico, solicitó, por intermedio del maestro Pedro Elías Gutiérrez un profesor de la Banda Marcial con capacidad y aptitud para la creación y organización de bandas musicales para Jóvenes y niños, esta designación recayó en Napoleón Baltodano, actividad a la cual consagró todo su empeño y vino a llenar el último capítulo de su existencia. En Valle de La Pascua cumplió su cometido. Luego pasó a Altagracia de Orituco. En Tucupido permaneció siete años, formó una excelente banda, que tuvo actuación en diferentes ciudades del país, poniendo en alto el nombre de esta población guariqueña y disfrutando de los mejores éxitos y admiración. Allí mismo ejerció la cátedra de música en la Escuela de Arte y Oficios “Victorio Cabeza”. De aquí pasó a San Fernando como director de la Banda del estado Apure, luego pasa a Calabozo. En 1960 llega a El Sombrero, donde crea y forma una banda con jóvenes estudiantiles y niños. Aparte de innumerables alumnos, ya consagrados dentro de los diferentes estilos musicales, desfilan por el ámbito nacional e internacional, integrando orquestas y grupos afamados, sus hijos cultivan la música como herencia: Ricardo, Lalo, César Baltodano y Rolando Briceño, quien está radicado en New York, cultiva el jazz latino. Napoleón Baltodano muere el 5 de abril de 1970, a la edad de 75 años. Por su expresa voluntad quiso ser sepultado en El Sombrero en cuyo cementerio sus restos mortales descansan para la eternidad. Rindo esta corona póstuma al cumplirse 39 años de su fallecimiento. Paz a su alma.

martes, 7 de julio de 2009

MANUEL FIGUEROA UN POETA DE RECONOCIDA TRAYECTORIA

Dra. Carmen Sierra.



El poeta Manuel Figueroa nació un 3 de Febrero del año 1928 en un pequeño poblado denominado Atapirire Municipio Miranda del Estado Anzoátegui, cuya capital es Pariaguan. .Fueron sus padres El Coronel Félix Manuel Figueroa y Doña María de Figueroa. De dicha unión nacieron Matilde Antonia (Religiosa de la Congregación Nuestra Señora de la Consolación), José Rafael, Nicolás Ramón, Pedro Manuel, Maruja, Adalberto, Felito y Catalina. Al tener pocos meses de nacido sus padres decidieron establecer residencia en Tucupita, hasta el día en que su padre fue nombrado Jefe Civil de Soledad en donde el poeta comienza sus estudios de Preescolar con el Maestro Don Pedro Marin.


Sus Primeros años de Educación Primaria los realizó en Ciudad Bolívar, en el Colegio " La Milagrosa" de los Padres Paules situado en la Calle Constitución. En el año 1940 la familia Figueroa se residencia en Caracas y el poeta decide continuar con sus estudios inscribiéndose en el Colegio " José Antonio Páez" de la Sra. Romualda Manduca.


Un año más tarde se mudan para la Victoria Estado Aragua donde culmina su educación primaria en el Colegio "José Félix Ribas" teniendo como maestra a la Sra. Luisa de Antonime.


Su primer y Segundo año de Bachillerato lo aprobó en el Colegio" Santa María. Luego tuvo que abandonar sus estudios debido a la situación económica que estaba atravesando su familia. Comienza para el poeta una nueva vida teniendo que trabajar duro junto a su hermano mayor José Rafael para mantener el hogar. Se hizo panadero, trabajó en una hacienda llamada" Santa Teresa", laboro en unos hornos de Tabaco, fue peón de Albañilería, Cobrador y Oficial de Estadística en la Prefectura del Distrito donde su hermano mayor José Rafael era Secretario de dicha institución.


Posteriormente realizo estudios en Malariologia de Visitador Social y era el que Clasificaba los Insectos; ejerciendo una gran labor en la campaña realizada por el Dr. Arnaldo Gabaldón.


Después del Golpe de Estado del 18 de Octubre de 1945 el Sr. Félix Manuel es nombrado Jefe Civil de San Juan de los Morros donde decide radicarse con toda su familia.


Al cabo de unos meses el Jefe Civil se saca el Primer Premio de la Lotería de Caracas y se gana Bs. 10.000,00. Con ese dinero se compro La Pensión Victoria ubicada en plena Avenida Bolívar donde estableció la residencia. . El Poeta continuo trabajando, fue agente nombrado Mercedez-Benz. Durante los años 60 y 70 el poeta incursionó en la política defendiendo el Socialismo. Fue Victima de 8 Prisiones y 2 Torturas pasando mas de 2 años preso el la Cárcel de Tocuyito. Trabajo un año en el Grupo Escolar Estados Unidos de America en la ciudad de Calabozo.


Trabajo mas tarde en la Farmacia " Las Mercedes" con su cuñado el Dr. Augusto Pérez Medina. Fue tanta la superación en el Ramo de la farmacia que empezó a recetar a toda la gente que solicitaba de sus servicios. A los 9 meses su cuñado lo hizo su socio industrial con el 33% de la utilidad de la farmacia más alojamiento y comida. Para ese momento compraba ganado y lo depositaba en el fundo La Tigrera propiedad de su Cuñado. Fundo el hato " La Camejera" el cual decide vender mas tarde para fundar la Comercial Figueroa negocio de víveres. Fundo luego en San Juan de los Morros un negocio donde vendía acerolit y todo lo relacionado en el ramo de la construcción. De su primera Esposa nació su hija María Josefina.


Mas Tarde contrajo nupcias con Vivina Guevara nativa de Las Mercedes del Llano con quien procreo 4 hijos: Carlos Vladimir, Manuel Antonio (El Gordo), Félix José, y Ucrania Coromoto, Además crió a Luis Guevara y Crisálida. Reconoció como hijos ante la ley a los morochos Carlos Luis, Marcos Luis, Saimar Yamelis y por último los morochos Juan Félix y Juan Manuel.


Escribió 5 libros titulados: Romance, Conozcamos a San Juan de los Morros Capital del Estado Guarico Resumen Histórico Poético, El Mensajero del Alma, Recordar es Vivir, y quedo uno sin publicar denominado Amor, Paz y Revolución. Efectuó Conciertos Poéticos Musicales en los diferentes Municipios de nuestro Estado. Escribió más de 400 Poemas incluyéndole los estilos Lírico, Folklórico y el de Protesta.


Este poeta de reconocida trayectoria se nos fue de viaje al Paraíso terrenal, el pasado Martes a eso de las 9 y 15 de la noche dejándonos un gran vacío a todas las personas que laboramos en la Cultura Guariqueña.


Dale Señor el Descanso Eterno

Y que brille para el la Luz Perpetua

Que descanse en Paz. Amen.

sábado, 4 de julio de 2009

DON MANUEL FIGUEROA

Edgardo Malaspina

Poeta, médico y cronista oficial de Las Mercedes del Llano



Se marchó Don Manuel Figueroa, poeta, político y cantante. Vino al mundo en Atapirire, Estado Anzoátegui, el 3 de febrero de 1928; pero su vida transcurrió entre Las Mercedes del Llano y San Juan de los Morros, pueblos a los que dedicó gran parte de su producción lírica, la cual inicio en 1996 con el libro Romance. Esa obra constituyó una selección de muchos versos, escritos y reescritos en múltiples ocasiones durante largo tiempo. Allí trazó estrofas amorosas, folklóricas y de protesta. Tuvo influencia de los románticos españoles Bécquer, Campoamor y Muñoz de Arce. También de los cultores del folclorismo venezolano y de nuestros clásicos, como Bello, Pérez Bonalde y Lazo Martí. En el 2001 publicó su segundo libro: Guía Turística de San Juan de los Morros, obra única en su género que recoge la historia de la capital del Guárico, junto a la de sus monumentos e instituciones .También menciona algunos personajes prominentes, o simplemente populares. La peculiaridad del libro radica en el hecho de que el comentario es luego reforzado con imágenes y versos. “Quiero escribir a San Juan para sentir un recuerdo, para añorar momentos felices de mi vida, para soñar, para vivir…”. Escribió en esa ocasión.


En El Mensajero del Alma (2002) recoge varios ensayos junto a muchos poemas. Son especialmente tiernos los versos dedicados su madre, doña María de Figueroa. Carlojuvenal, prologuista del texto figueroano destaca en ellos los conceptos de justicia, equidad y sentido del amor. También se refiere al tema femenino, abordado por Figueroa “desde dos perspectivas fundamentales: la mujer como esencia de erotismo y la mujer como fuente reproductora capaz de amar, de guiar y construir”.


Recordar es Vivir (2003) se lo dedicó a Las Mercedes del Llano: “Tierra fértil y acogedora, la tierra de los recuerdos y de la nostalgia, de la inspiración y de la añoranza, de la pasión y del amor; llega a mi mente con el calor radiante de una quimera, con el deseo infatigable de paz y de tranquilidad a mi espíritu en el tortuoso camino de la vida, para saciar mi sed espiritual y expresar mis sentimientos hacia un pueblo, que junto con San Juan de los Morros, constituyen o han formado mis dos patrias chicas por adopción. Las Mercedes, tierra de Dios, nació para no morir, para extender sus brazos y su bondad a todos sus moradores, para dar cariño, para sentir la felicidad de ser ungida por el Señor, para proporcionar el bien a propios y extraños”.


Don Manuel dedicó su extensa e importante obra lírica a su también extensa prole: Josefina, Carlos Vladimir, Manuel Antonio, Félix José, Ukrania Coromoto, Luis Rafael, Crisálida del Valle, Calos Luis, Marcos Luis, Saymar Yamelis, Juan Félix y Juan Manuel. Porque los hijos también son poemas, decía.


Conocí a Don Manuel durante las conversaciones que sostenía con mi padre, Alfonso Malaspina, de quien era compadre. En la farmacia Las Mercedes, era típico su gesto de escrutar las presentaciones medicamentosas, no a través de los cristales de sus lentes, sino por encima de los mismos. Era farmaceuta autodidacto. Una vez fue presidente de las fiestas patronales de pueblo. Entonces sorprendió gratamente a los mercedenses, cuando desde una tarima entonó con hermosa voz un tango gardeliano. Trabajamos juntos en el ámbito de la cultura y sostuvimos largas conversaciones sobre medicina, poesía y filosofía. Era excelente contertulio y manejaba cualquier situación difícil con fino humor y optimismo. En política fue fundador del MIR guariqueño y mantuvo siempre sus ideas izquierdistas y de equidad social.


Una vez Don Manuel hizo la siguiente reflexión: “La vida será ingrata, pero es dulce, porque se siente en lo más íntimo la satisfacción y el deseo de continuar viviendo; nunca deseamos morir y antes por el contrario, pedimos con vehemencia continuar viviendo y si es posible eternamente”. Y Don Manuel vivirá eternamente, porque amó y trabajó constantemente la poesía; y como dijo un bardo, se hace poesía para que la muerte nunca tenga la última palabra.

viernes, 3 de julio de 2009

JULIO CESAR DE ARMAS MIRABAL: Un Singular Guariqueño

Prof. Yuni Bautista Rojas.- (CEHISLLAVE)


Pocos hombres han tenido el privilegio de trascender el ámbito de la cotidiana existencia, como el Dr. Julio de Armas Mirabal. A cien años de su nacimiento, se impone la necesidad de hurgar en el pasado inmediato, para rescatar con urgencia, la impronta de este venezolano ejemplar del siglo pasado, que llenó de glorias nuestro gentilicio, con su talento y virtuosismo, como médico, catedrático, escritor y diplomático. En el marco del IX Congreso Nacional de Historia de la Medicina, celebrado el 28 de Octubre del año próximo pasado en el Palacio de las Academias de la Ciudad de Caracas, se le rindió merecido homenaje, en conmemoración del centenario de su natalicio. Disertó sobre su vida y obra, el también medico e historiador guariqueño Edgardo Malaspina, quien en magistral discurso fue delineando como al óleo, el personal perfil de su coterráneo y colega. Mas recientemente, en el I Primer Encuentro de Cronistas, Historiadores e Investigadores del Estado Guárico, realizado en el Municipio San Jerónimo de Guayabal, Malaspina, presentó esta vez la obra completa, un extraordinario fresco donde se destacan prístinos, los rasgos más sobresalientes del aureolado guariqueño con el rótulo: JULIO DE ARMAS: Esbozo Biográfico. Fue oportuna la ocasión para que este biógrafo, con emocionadas palabras volviera a insistir magistralmente sobre el personaje.

Para quienes aún vivimos en esta tierra promisoria, plena de historia y de mágico discurrir, tal acontecimiento nos llena de orgullo e inmensa satisfacción. Empieza a vislumbrarse en el horizonte la encomiable tarea de arrebatarle al olvido, la vida de venezolanos insignes que desde la provincia, abonaron solis patrio con significativas ejecutorias, fomentando: el saber, el progreso y el bienestar de los pueblos. Julio de Armas Mirabal es uno de ellos. Su nombre es epónimo del primer liceo de Guayabal, fundado hace 37 años y de muchas otras instituciones en el país. Hijo de Julio de Armas Matute y de Juanita Mirabal. Nació en Guayabal, Estado Guárico, el 25 de octubre de 1908. Aunque su permanencia en este pueblo llanero fue breve, nunca perdió el vínculo raigal. Todavía sobreviven familiares y amigos cercanos, que así lo testimonian. También sus esporádicas visitas en la plenitud de su vida, dan fe del especial afecto que sentía por esta comarca que lo vio nacer. Al respecto, José León Tapia (2009) al referirse a su entrañable amigo, nos dice: “…Julio De Armas Mirabal fue un venezolano auténtico, de espléndida sencillez en todos los actos de su existencia, hasta cerrar su círculo con la Presidencia de la Academia Nacional de Medicina, el mas alto honor a que puede aspirar un médico. Lo conocí y admiré desde mis años universitarios, recorrí a su lado esta llanura barinesa hablando de Venezuela, de guerra, de caudillos, ganados, caballos, de la medicina nacional en profunda decadencia ética, humanística y humanitaria y hasta recordamos las coleaderas de toros en los días cuando en un alazán melao despejaba plaza en la manga de Guayabal, para no olvidarse nunca que era hijo de ese pueblo… Eso era Julio De Armas, médico internista, escritor, humanista, hombre público descendiente de lanceros independentistas, de sentimiento venezolano por sobre todo otro sentimiento. Un ser tan enteramente nuestro, que se identificaba con el alma nacional que no perece nunca”. Este Guayabalero cursó la educación primaria en el Colegio Nacional para Varones de Zaraza. Se trasladó hasta Caracas donde completa sus estudios de secundaria, obteniendo el título de Bachiller en Filosofía y Letras (1925); en el liceo Caracas, para la época, dirigido por el afamado novelista Rómulo Gallegos. Allí comparte aula, con otros condiscípulos, que a posteriori, se convertirían en connotados representantes de la Generación del 28. Se matricula como estudiante regular de la Facultad de Medicina en 1926, de donde egresa con excelentes calificaciones en 1932, con el título de Dr. en Ciencias Médicas, una vez que presenta y defiende, ante un calificado jurado, su trabajo de grado: “Las leches de consumo y su problema en la higiene infantil”. De su padre le vino el amor o inclinación por la medicina.

Su progenitor, llegó a ser reconocido como un prestigioso e innovador galeno y farmacéutico, con estudios de complementación y actualización en el exterior. Ejerció la medicina con verdadera y abnegada vocación en muchos pueblos llaneros: San Fernando, El Chaparro, Zaraza, Santa María de Ipire y también en Caracas y Maracay. Siguiendo los pasos de su amado padre, Julio César de Armas Mirabal, se proyecta en el tiempo con mayor fuerza. Como médico no se limitó al ejercicio tradicional de la profesión; las habilidades y destrezas adquiridas durante su formación universitaria - en el ámbito de la parasitología y la microbiología - las aplicó en muchas de sus investigaciones orientadas a desentrañar las causas de los males endémicos que diezmaban la población rural, particularmente aquella asentada en el asoleado y asolado campo venezolano de la década de los cuarenta, del pasado siglo.

El joven galeno hizo del llano un inmenso laboratorio para producir nuevos conocimientos. Así lo reconoce Malaspina (2009) “…Julio de Armas vuelve a su llano, mirándolo como objeto de investigación científica, analizándolo desde el punto de vista médico y como un conjunto problemático socioeconómico. Le interesa la salud de sus hombres, la higiene ambiental y la perspectiva de la introducción de normas y mejoras que permitan superar ese estado depresivo de los llanos como grupo humano”. Su extenso legado bibliográfico fraguado durante años de sostenida y obstinada investigación, resulta sorprendentemente desconocido aún, por buena parte del gremio médico. Quedará para las nuevas generaciones de historiadores, sociólogos, folklorólogos, sanitaristas, valorar y analizar en su verdadera magnitud, la importante obra de este ilustre hombre guariqueño, que con humildad y sabiduría, se convirtió en referencia conspicua del siglo xx. Su figura señera, su pensamiento y su estampa de recio hombre se acrecentarán en el dilatado horizonte llanero en los años por venir. De su producción intelectual, señalamos a continuación algunas de sus obras, para que se tengan como bibliografía de obligada consulta: Presencia de un hombre. Biografía de mi padre; Hombres y Palabras; El Problema de la Insalubridad rural en el Estado Guárico; La ganadería en Venezuela; Camino Real; Campaña de sanidad militar en Turismo; Un caso de perforación aguda de úlcera gástrica; Al margen de la borrachera y sus causas; Consideraciones diagnósticas de la sífilis esteorticular hereditaria; Sobre algunos trastornos anafilácticos en la verminosis intestinales; Tratamiento actual de la flebitis; Observaciones sobre la peste loca encéfalomielitis equina en el Estado Guárico; Curiosa trayectoria de un proyectil; Contaminación de la leche por bacilo de Koch; Conceptos antiguos y modernos sobre escrofulismo y sus relaciones con la tuberculosis y la sífilis; Discurso de Recepción como Doctor Honoris Causa de la Universidad Santa María; General Florencio Jiménez Madrid.

Este prominente guayabalero fue Rector de la Universidad Central de Venezuela por disposición del gobierno de Isaías Medina Angarita (1948-1951); Individuo de Número y Presidente de la Academia Nacional de Medicina (28 de Julio de1949); Embajador de Venezuela en la República de Argentina (1959-1962); Ministro de Educación (1958-1959); Director del Banco Central de Venezuela(1943); Diputado en el Estado Aragua (1936-1937); y Congresista Nacional (1940-1944); Presidente del Hipódromo (1944); Directivo del Ipasme. Por su labor intelectual y científica recibió innumerables condecoraciones y galardones: Orden de la Legión de Honor de la República Francesa; Premio Nacional al Mérito Agrícola; Dr. Henry Pittier, entre otras.

Fue Director del Hospital Vargas (1940-1942) y también prestó servicios en el Hospital Universitario de Caracas; Cruz Roja; Policlínica de Maracay, Policlínica de Caracas, IPASME; IVSS. Promovió la fundación de muchas instituciones: FVM, Colegio de Médicos del Dtto Federal, El Teatro Universitario y Estudiantina de la UCV. Como dato curioso, el Dr. Julio de Armas, formó parte del equipo médico que participó en la autopsia y embalsamiento del cadáver del Gral. Juan Vicente Gómez. Casó con Olga Pérez con quien engendró 6 hijos: Julio, Hernán, Edgar, Julio César, Henry y Orlando. Murió en Caracas el 28 de julio de 1990.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y HEMEROGRÁFICAS

.- BOTELLO, Oldman: Guayabal y Cazorla. Apuntes para su historia.

.- MALASPINA, Edgardo: Julio De Armas. Esbozo Biográfico.

Alcaldía de Guayabal. Estado Guárico. 2009.

.- LAGUNA, Darío: Uno de los venezolanos más útiles de este siglo.

Fondo EDT. IPASME. Caracas. 1989.

.-ZAMORA, Rubín: Diccionario Biográfico-Cultural del Estado Guárico.

Gráficas Herpa. Caracas. 1974.

.-LEON TAPIA, José: “Julio De Armas”. El Nacional. 22/07/1990.

Imagen tomada de: http://lasmercedesdelllano.blogspot.com/2009/05/la-sucesion-de-armas-y-la-cultura.html

miércoles, 1 de julio de 2009

CRÓNICAS DE LAS MERCEDES DEL LLANO RÉQUIEM POR JOSÉ BARRETO, UN GRAN MERCEDENSE

Edgardo Malaspina

Cronista de Las Mercedes del Lano



La partida de José Barreto me ha conmovido .He libado. He escuchado a Mozart. He leído a Letamendi. Y no lo voy a ocultar: he llorado mucho. Con el vino celebré al eximio poeta que fue Barreto, quien con sus versos cantó a las alegrías y tristezas cotidianas de la existencia. Mozart me consoló con su misa inconclusa para los difuntos; y el sabio médico español me recordó que la muerte es para filosofar. José Barreto llegó a Las Mercedes del Llano en la década de los setenta del siglo XX proveniente del Oriente del país y se quedó para siempre con nosotros. Personaje inquieto y andariego, tal vez dijo como Don Simón Rodríguez “que él no nació para estar en solo sitio cual los árboles, sino para moverse de un lado a otro como las nubes”. En ese sentido pudo haber pertenecido en la Antigüedad a los peripatéticos de Aristóteles, esos pensadores que estudiaban la naturaleza de las cosas al mismo tiempo que caminaban.


Barreto fue un poeta y escritor de alto vuelo; un filósofo de esquina y aceras como Sócrates; un crítico literario de rápidos análisis; un lector empedernido; un aventurero como El Quijote; un serenatero al estilo de los juglares de los viejos tiempos que componía sus propias canciones, les ponía música y con su guitarra las echaba en los ventanales de los pueblos para que no fuera el viento quien las abrigara, sino el cálido pecho de cualquier Dulcinea...


En las noches mercedenses solíamos reunirnos en los bancos de la plaza, en la avenida o en cualquier sitio sentados en el suelo. Hacíamos certámenes poéticos que consistían en recitar de memoria versos de bardos conocidos. Andrés Eloy Blanco era uno de nuestros preferidos. Barreto empezaba:


Ya pasaste por mi casa,

a flor de ti la sonrisa

fuiste un ensueño en la gasa,

fuiste una gasa en la brisa

Y yo continuaba:

Te vi flotar en la bruma

que tu blancura aureola

como un boceto de espuma

sobre un pedestal de ola.


Y así seguíamos con Las Coplas del amor viajero...


Otro ejercicio lírico consistía en escribir estrofas rimadas a dos manos. Una vez decidimos referirnos poéticamente al problema del hambre en algunos países subdesarrollados. Yo lancé el primer verso, seguido por el de Barreto, y así hasta completar el cuarteto:


Ya la tierra no produce el fruto y el pan divino

El hombre sólo comulga con una copa de vino

Echamos la culpa a Dios de nuestras imperfecciones

Y esperamos que del cielo nos manden las soluciones.


Con Barreto muchas veces visité en automóviles campos y pueblos en sus labores comerciales, pero también en caminatas por los montes y sabanas. En una ocasión emprendimos una de esos paseos con varios amigos. Nos deteníamos en algún caño para beber agua, descansar y contemplar los paisajes maravillosos del llano. Tal vez en medio del silencio armonizado por el canto de un ave, dijo: “los humanos no encajamos en este cuadro de la naturaleza, estamos demás”. Ese razonar filosófico lo llevó hasta la poesía, y cuyo ejemplo más palmario es su poema Camposanto, impregnado de una atmósfera existencialista:


Con vacilante paso me detuve

ante la misteriosa verja que separa

el humano sentir de la materia

de la cruel realidad que nos depara.

Yace allí la opulencia y la pobreza:

es morada del mal y la virtud;

es el punto final con que tropieza

el humano saber, toda inquietud.

Es la inviolable ley que determina

la búsqueda infructuosa del intruso,

el dogma natural donde declina

la soberbia impotente del iluso.


Barreto siempre se dedicó a la escritura, pero casi todos sus trabajos se perdieron como consecuencia de sus andanzas. Hoy me siento orgulloso de haber publicado parte de su prosa y de su poesía. El relato Candelaria Acosta y el indio Merecure, hilvanado con magistral agilidad y suspenso, puede ser entendido como una excelente crónica nativista que refleja la interrelación dialéctica de las razas. Con respecto a los poemas diremos que su musicalidad los convierte en verdaderas canciones hermosas. Hace algunos días se comunicó conmigo para reiterarme su amistad y aprecio. Ahora, apesadumbrado pos su adiós eterno, le manifiesto iguales sentimientos ante su tumba.

El gran filósofo de Estagira decía que la poesía tiene más verdad que la historia. Por eso termino con un verso que en 1977 le dediqué a José Barreto:


El mismo que en Las Mercedes cantos compone a la luna

y en ese pueblo aventura por el llano y su confín

Quijote sin Rocinante que partió desde su cuna

en el canal del ensueño, la ciudad de Maturín.

APORTES HISTÓRICOS SOBRE DISTRIBUCIÓN DE POBLACIÓN LIBRE Y ESCLAVA EN LOS HATOS DE LA FELIGRESÍA DE SAN JERÓNIMO DE GUAYABAL (AÑOS 1758, 1767, Y 1796)

Ponencia presentada en el

I ENCUENRO DE CRONISTAS, INVESTIGADORES E HISTORIADORES DEL MUNICIPIO SAN JERÓNIMO DE GUAYABAL


SAN JERÓNIMO DE GUAYABAL. ESTADO GUÁRICO. CONMEMORACIÓN DE LOS 213 AÑOS DE FUNDACIÓN (1796-2009) SÁBADO 30 DE MAYO DE 2009 ANFITEATRO E. P. B. CARLOS DEL POZO


DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.

Profesor Titular. UNESR

felipehernandez56@yahoo.es


Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas




Durante el período colonial, la corona española ejercía, apoyándose en el pretextado derecho de conquista, el dominio absoluto de las tierras y demás condiciones naturales de la producción en sus colonias de hispanoamérica. En ese sentido, durante el proceso de conquista y colonización, serán las Capitulaciones y Mercedes de Tierras las bases legales que otorgan derecho sobre la propiedad territorial agraria. Posteriormente estas dos figuras jurídicas impuestas por el Estado metropolitano, jugarán un papel de primer orden en el proceso de ocupación y usurpación de tierras, las cuales darán paso a las composiciones y remates, instrumentos que sirvieron para legalizar la propiedad territorial usurpada. A modo de complemento a los aportes teóricos expuestos, vale la pena recordar la contribución que a través de afirmaciones irrebatibles hace el doctor Federico Brito Figueroa en su obra titulada: El Cuadro Histórico de la Propiedad Territorial Agraria en las Colonias Hispanoamericanas, cuando afirma que:

“Las composiciones de tierras fueron instrumentos jurídicos, desarrollados desde las dos últimas décadas del siglo XVI, destinadas a legalizar la ocupación de los baldíos y realengos por los particulares, y en algunas ocasiones hasta por los propios Cabildos y también a legalizar la posesión –de hecho- realizada al amparo de injusto título, de tierras no concedidas a sus ocupantes; la valorización de la tierra como consecuencia del trabajo humano y de un nuevo sistema de relaciones de producción, la situación financiera del Estado metropolitano, endeudado con la burguesía comercial y usuraria de las principales ciudades de Europa, y la política expansionista de Felipe II favorecieron el arraigo de las composiciones de tierras, hasta el punto de convertirse en uno de los arbitrios rentísticos más importantes de la Real Hacienda p.15.

A partir del año 1591 y tomando en cuenta dos reales cédulas del mismo año, se fortaleció la aplicación de las composiciones, pero entre los años 1615 y 1616 se impusieron las confirmaciones, que debían cumplirse a partir de los tres años de haber sido otorgada la respectiva composición de tierras.


Iglesia de San Jerónimo. Guayabal, 17-02-2009.


En el caso de San Jerónimo de Guayabal, para analizar la población libre y esclava localizada en los hatos existentes en su jurisdicción en la segunda mitad del siglo XVIII, se toman como referencia tres censos de población y de hatos, correspondientes a los años 1758, 1767 y 1796.

De la información expuesta en los referidos censos, se puede extraer importante información, determinante para reconstruir el devenir histórico de este pujante municipio de estado Guárico. En ese sentido, se puede decir, que en el espacio geográfico donde fue fundada por fray Tomás Bernardo de Castro en el año 1795, la población de San Jerónimo de Guayabal, mucho antes de que el acto fundacional ocurriese, ya estaban establecidos como tales en su jurisdicción, numerosas fundaciones de hatos donde se desarrollaban los modos de vida pastoril propios del llanero.

En tal sentido, muchos blancos caraqueños tenían sus hatos a orillas del río Guárico, Apurito, San Bartolo, San José, Agua Verde, entre otros. En 1780, cuando el obispo Mariano Martí en su visita pastoral por la Provincia de Venezuela, a su paso por los llanos del sur del Guárico, en su tránsito desde Camaguán hasta Cazorla y luego a Cabruta, refiere la presencia en el espacio geográfico de Guayabal, de un hato del caraqueño don Nicolás Blanco, y después de cruzar el río Guárico, otro hato en el sitio llamado San Juan, en este caso, propiedad del párroco Alejandro Blanco Uribe, localizado a seis leguas de Camaguán, y al norte de donde sería fundado posteriormente San Jerónimo de Guayabal. Vale señalar, que dicho sacerdote era primo de don Alejandro Pío Blanco, dueño del hato El Alcornocal, emparentados ambos con el citado don Nicolás Blanco. Parientes además, de la madre del Libertador Simón Bolívar, doña María de la Concepción Palacios y Blanco.

En atención a lo expuesto, en un censo de sitios de hatos de ganado vacuno y caballar realizado en jurisdicción de Calabozo, Camaguán y Guayabal en el año de 1758, se contabilizaron veintinueve hatos, atendidos mayoritariamente por un mayordomo, porque sus dueños generalmente vivían en Calabozo, San Sebastián de los Reyes o Caracas, destacándose la presencia de apellidos que han pasado a la posteridad por su vinculación con el mantuanaje calaboceño, sansebastianero y caraqueño, emparentados o descendientes de los primeros colonizadores. Es el caso de los apellidos: Tovar, Blanco, Báez, Gamarra, Mier y Terán, Aponte, Domínguez, Beróes, Sosa, Aquino, Loreto, Arana, y otros. Todos dueños de hatos en la jurisdicción, cuyos nombres se han mantenido a través del tiempo en la toponimia local.

Entre esos topónimos se pueden señalar: Las Ánimas, que para 1758 fue un hato de don José Antonio Verois, apareciendo en los documentos revisados como “las Ánimas de Beroes”. Alcornocal, cuyo propietario fue don Vicente Blanco Uribe, Agua Verde que para la fecha era de la viuda de Mateo López; o el hato San Jerónimo, de donde proviene el nombre de la población, que para 1758 era propiedad de don José Miranda; y para el año 1796 aparecen como sus propietarios don Francisco Sánchez y José A. Travieso. No es casual que don Francisco Sánchez se decía dueño de las tierras donde se fundó el pueblo como consecuencia del constante “correr de la empalizada” como se decía entonces.

Cuadro No. 1

POBLACIÓN Y HATOS EN LA JURISDICCIÓN CALABOZO, CAMAGUÁN Y

SAN JERÓNIMO DE GUAYABAL. AÑO 1758



Fuente: Archivo Arquidiocesano de Caracas. Cuadro elaborado por Felipe Hernández G.

EV: Esclavos Varones. / EH: Esclavas Hembras. / LV: Libertos. / LH: Libertas.


En la matrícula se aprecia una significativa presencia de mano de obra esclava y liberta, incorporada a las actividades agropecuarias. Según el referido censo el inventario de esclavos lo conforman cuatrocientos cuarenta y cuatro individuos (444) de ambos sexos, distribuidos de la manera siguiente: 195 esclavos y 63 esclavas, así como 114 libertos y 72 libertas. Constituyendo la misma, una muestra significativa relacionada con el trabajo de los negros, mulatos y zambos, sometidos al régimen de la esclavitud, junto a los libertos quienes seguramente trabajaban como peones en los hatos de la zona. Llama la atención la marcada diferencia entre el número de hombres: 195 esclavos y 114 libres, con respecto a las mujeres: 63 esclavas y 72 mujeres libres, lo que habla de la extensión geográfica de la propiedad, y de las duras faenas agrícolas que seguramente realizaban los hombres.

Es importante destacar el número de esclavos de algunos propietarios, porque ello permite inferir su importante poder económico. Es el caso de don Fernando de la Rosa, dueño del hato San Diego, propietario de 42 esclavos de ambos sexos; igualmente don Joseph de Nieves, dueño del hato Vera con 26 esclavos; o don Vicente Blanco del hato el Alcornocal, con 27 esclavos. También don Pedro Blanco, propietario del hato Castillas, con 21 esclavos, y don Mateo Blanco del hato El Píritu, 19. Como ya se indicó, no existe duda del parentesco de estos Blancos con la madre del Libertador y por ende vinculados con el mantuanaje caraqueño. Al cual también pertenecía don Martín de Tovar, dueño del hato Tablantes, en el que tenía 18 esclavos y 19 libertos.

En cuanto al hato San Jerónimo de don José Miranda, tenía para 1758, 14 esclavos y cuatro hombres libres.

De los 29 hatos reseñados en la matrícula, es curioso el caso del hato Altagracia, de doña Gerónima Aponte, porque la matrícula no refleja la presencia de esclavos ni de peones libres. Los restantes 28 hatos todos tenían esclavos y libertos, o personas de una u otra condición social.

Nueve años después, al analizar una matrícula de sitios de hatos de ganado vacuno y caballar realizado en jurisdicción de Calabozo, Camaguán y Guayabal en el año de 1767, se contabilizaron dieciocho hatos, es decir 11 menos que en 1758.

Sin embargo, en el censo se aprecia que muchos de los hatos que existían en 1758 se mantienen, y se reseñan otros, aunque el número de esclavos varía en algunos casos de manera significativa; apreciándose un crecimiento bastante importante de la población esclava y una disminución de la población liberta. Siendo las cifras totales: Cuatrocientos noventa y tres individuos (493) de ambos sexos, distribuidos de la manera siguiente: 293 esclavos y 107 esclavas, así como 75 libertos y apenas 18 mujeres libertas. Pudiéndose apreciar el crecimiento de la población esclava de ambos sexos en más de un 75 por ciento, con relación a la población libre.


Cuadro No. 2

POBLACIÓN Y HATOS EN LA JURISDICCIÓN CALABOZO, CAMAGUÁN Y

SAN JERÓNIMO DE GUAYABAL. AÑO 1767


Fuente: Archivo Arquidiocesano de Caracas. Cuadro elaborado por Felipe Hernández G.

EV: Esclavos Varones. / EH: Esclavas Hembras. / BV: Blancos. / LV: Libertos. / LH: Libertas.


En cuanto a las fundaciones ganaderas con mayor concentración de población esclava, destacan, en primer lugar el hato Santa Cruz de Guariquito, de don Sebastián Mier y Terán, con 70 esclavos de ambos sexos: 46 hombres y 24 mujeres, duplicando en más del 100% los esclavos de sexo masculino. Luego le siguen: el hato San Diego de don Fernando de la Rosa con 52 esclavos; el hato Tablantes de don Martín de Tovar, con 22 esclavos y 20 esclavas, para un total de 42 esclavos. El hato Cedeño de José Hernández Manojo con 25 esclavos y 15 esclavas, para un total de 40. El hato Alcornocal de don Vicente Blanco, con 24 esclavos y 12 esclavas, para un total de 36 esclavos, a los que se les suma 21 personas libertas: 13 hombres y 8 mujeres. Para un total general de 57 individuos. Igualmente, el hato Las Ánimas de don José Antonio Veroiz, con 18 esclavos. A decir de J. A. De Armas Chitty, emparentado con “don Francisco Verois, de los actuales Beroes de Caracas, San Cristóbal y Calabozo”. Y también de La Victoria, estado Aragua, donde sentó raíces nuestro amigo, el distinguido historiador camaguanense Germán Fleitas Núñez, hijo del eximio poeta, orgullo de la guariqueñidad, que fue don Germán Fleitas Beroes.

Llama poderosamente la atención, el caso del hato Santa Cruz de Guariquito, de don Sebastián Mier y Terán, que en apenas nueve años pasa de un esclavo y cuatro libertos en 1758, a 70 esclavos y ocho libertos en 1767. Es decir, un crecimiento económico vertiginoso en muy corto tiempo.


Cuadro No. 3

POBLACIÓN Y HATOS EN JURISDICCIÓN DE LA FELIGRESÍA DE

SAN JERÓNIMO DE GUAYABAL. AÑO 1796

Fuente: Archivo Arquidiocesano de Caracas. Cuadro elaborado por Felipe Hernández G.

EV: Esclavos Varones. / EH: Esclavas Hembras. / BV: Blancos. / BH: Blancas. / LV: Libertos. / LH: Libertas.


Veintinueve años después, al analizarse un Padrón de Población de la Feligresía de San Jerónimo de Guayabal del año 1796, que reposa en el Archivo Arquidiocesano de Caracas, sección Matrículas Parroquiales; aparecen reflejados un total de 22 hatos con el nombre de sus respectivos propietarios, quienes no viven en sus predios, estando los mismos bajo la responsabilidad y conducción de un esclavo que cumple funciones de mayordomo.

Entre los propietarios, destacan los Blanco, especialmente José Domingo Blanco, que aparece reseñado como dueño de cuatro hatos, cuyos nombres eran: Altagracia, Pabones, Camoruco y La Puente. Llama la atención, que sólo aparezcan reseñados apenas 17 esclavos en su hato Altagracia, junto a 13 libertos y un hombre blanco. En las otras tres posesiones, no posee esclavos, sino peones libertos, distribuidos así: 8 en el hato Pabones, 2 en Camoruco, y 16 en La Puente: 12 hombres y 4 mujeres libertas. Para un total general de 39 personas libres en las cuatro posesiones.

A José Domingo Blanco, le siguen en la matrícula: don Gerónimo Blanco, propietario del hato Pirital, con 39 esclavos, 32 hombres y siete mujeres, además de seis libertos y 3 hombres blancos libres. Para un total general de 51 personas de diferentes condiciones sociales establecidas en sus predios. Luego sigue: don Juan Blanco, dueño del hato Castillas o Canillas (de las dos formas aparece escrito en los documentos), con 32 esclavos, un blanco libre y un liberto, para un total de 34 individuos. Continúa Manuel Blanco, dueño del hato San Clemente, con cinco esclavos y diez libertos, y finalmente los herederos de don Alejandro Pío Blanco, dueños del hato La Concepción, con 12 esclavos y ocho libertos. Fue Alejandro Pío Blanco Uribe también dueño del hato El Alcornocal. En palabras del historiador J. A. De Armas Chitty, los Blanco son “los representantes más conspicuos de la oligarquía central que poseían hatos en el Guárico: el Conde de San Javier, Catalina del Toro, Agustín y Juan Manuel de Herrera, los Blanco Villegas, Alejandro Pío Blanco, Ortuño de Tovar, Manuel Felipe y el Conde de Tovar, Diego Monasterios, Mateo Blanco Ponte, Marco José Ribas, Florencio de la Plaza, Juan Vicente Bolívar, y Juan Antonio Solórzano”. Llamados tradicionalmente hasta la actualidad, “Los amos del valle” en Caracas, tal como quedó registrado en la obra de ese nombre, escrita por el eximio escritor venezolano Francisco Herrera Luque.

Para 1796, continúa siendo don Sebastián Mier y Terán dueño hato La Cruz de Guariquito, la Cruz Rubiera, o simplemente La Rubiera como ya se le llamaba, el mayor propietario de esclavos en la zona, con un número de 30 individuos: 18 varones y 12 mujeres; junto a 23 libertos y dos blancos libres.

La población reflejada en el censo de 1796 la constituyen 216 esclavos: 176 varones y 40 mujeres; 179 libertos: 159 varones y 20 mujeres, y 58 blancas libres: 45 hombres y 13 mujeres blancas libres.

Merece señalarse, que para 1796, en el censo referido, aparecen junto a los apellidos tradicionales, nuevos propietarios, entre los que destacan: Atanasio Acevedo dueño del hato Arauca y de otro más; Basilio Armada dueño del hato Agua Verde; don Pedro González dueño del hato Arguaca, y Patricio González, dueño del hato Rabanalote; el hato Mazamorra de los herederos de Adrián Camacho, y el hato Las Ánimas de Bernardo Camacho; don Antonio Hurtado dueño del hato Cazorla; don Francisco Sánchez y José A. Travieso dueños del hato San Jerónimo; don Sebastián Vélez dueño del hato Corral Viejo; y don José Antonio Del Villar dueño del hato San Felipe; entre otros.

El muestrario expuesto, permite inferir que se trata de un caso típico de transferencia de la propiedad territorial, a través de composiciones, remates y compra-venta, como era común en el Guárico colonial.

Sin embargo vale la pena acotar para la reflexión, nadie duda de que cada criador fuese propietario de su hato. Pero, ¿era la tierra también propiedad suya? Nadie duda, tampoco, dada su condición de latifundistas, que fuesen dueños de muchos hatos, Sebastián Mier y Terán, los Blanco Uribe, y otros. Pudiéndose decir, que en verdad, los propietarios de la tierra debieron ser muy pocos.

Finalmente, la clasificación social integrada por los libertos se refiere a personas que fueron esclavas y obtuvieron su libertad, luego permanecieron viviendo a la sombra de sus antiguos amos como servidumbre, en condición de trabajadores enfeudados, en este caso, realizando las faenas llaneras propias de los hatos y fundaciones ganaderas en ese período histórico. Sobre el particular, debe recordarse la categoría de campesinos enfeudados acuñada por el doctor Federico Brito Figueroa, para referirse a los peones, jornaleros, aparceros, medianeros, colonos, pisatarios, etc., en la Venezuela agropecuaria del siglo XIX. Los referidos en el censo de 1796 como blancos libres también formarían parte de la categoría llamada campesinos enfeudados.



Búfalos y garzas. Agropecuaria Las Lajeras. Vía Guayabal, 01-03-2009.



REFERENCIAS


ARCHIVO ARQUIDIOCESANO DE CARACAS. Secciones Matrículas y Parroquias. Año 1796.

ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN): Diversos IX (bis).

BOTELLO, Oldman. (2005): Guayabal y Cazorla. Apuntes para su Historia. San Juan de los Morros: Publicaciones de la Universidad Rómulo Gallegos. Centro de Estudios Sociales y Agrarios (CENSA).

BRITO FIGUEROA, Federico. (1987): El Cuadro Histórico de la Propiedad Territorial en las Colonotas Hispanoamericanas. Caracas: Fondo Editorial Lola de Fuenmayor. Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Santa María.

BRITO FIGUEROA, Federico. (1978): La Estructura Económica de Venezuela Colonial. Tercera edición. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Colección Ciencias Económicas y Sociales XXII.

CARROCERA, Fray Buenaventura, de. (1972): Misiones de los Capuchinas en los Llanos de Caracas. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Serie: Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela.

DE ARMAS CHITTY, José Antonio. (1959): Aventura y Circunstancia del Llanero. Ganadería y límites del Guárico. (Siglo XVIII). Caracas: Academia Nacional de la Historia. (Discurso de incorporación a la ANH).

HERNÁNDEZ G. Felipe. (2006), Historia de Valle de la Pascua. En los Llanos del Guárico (1725-2000). Caracas: Tipografía de Miguel Ángel García e hijo.

MARTÍ, Mariano. (1998): Relación de su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Serie: Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Tomo II.

PINTO CUBEROS, Manuel. (1980): Un Censo Ganadero de 1791. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República.


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