sábado, 28 de febrero de 2009

EL ESCUDO DE VALLE DE LA PASCUA

DR. FELIPE HERNÁNDEZ G.*

felipehernandez56@yahoo.es


“Un flash back me permite la imagen del padre Chacín y de Guillermo Loreto Mata en el patio de nuestro viejo liceo de La Pascua. Dos humanistas que le dieron tanto a varias generaciones. Ojala a alguien se le ocurra nombrarlos en los pasillos de la casa donde impartieron enseñanza. Ojala las calles de su pueblo los recuerden”.

ALBERTO HERNÁNDEZ LORETO.

OJALA VALLE DE LA PASCUA PUEDA DECIRLO CON TODAS SUS LETRAS

El Periodiquito de Aragua, 25/02/2009.

1.-

El Escudo de la Ciudad de Valle de la Pascua se hizo público por vez primera a principios del mes de febrero del año 1985, cuando se conmemoró el Bicentenario de la ciudad. El padre, monseñor Rafael Chacín Soto lo confeccionó e hizo su presentación en acto público en el Hotel Colón de nuestra población. El acto estuvo enmarcado en la programación de las actividades de la XVII Feria de la Candelaria, de la que fue presidente el señor Arturo Socorro Vera y la reina de la Feria, la señorita Susana Polo Díaz. En esa ocasión, en el acto el Padre Chacín distribuyó entre los presentes afiches con el escudo e hizo una apología del mismo.

ESCUDO DE LA CIUDAD VALLE DE LA PASCUA

DISEÑADO DE MONSEÑOR RAFAEL CHACIN SOTO. AÑO 1985

2.-

La descripción del escudo es como sigue: El gonfalón o estandarte de estilo inglés, esta dividido o cortado en cuatro cuarteles o campos con fondo blanco o argén, distribuidos de la manera siguiente: a la izquierda un solo campo, con la Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria majestuosa, como blasón. A la derecha tres campos: el superior en forma de triangulo escaleno, conteniendo como pieza una mano que sostiene una antorcha, y una rueda o engranaje. En el centro un campo en forma de paralelogramo romboide, con la cabeza de una res como blasón; y en la parte inferior, un semitriangulo con blasones representados por las figuras de una mata de maíz y otra de sorgo con su espiga y su panoja respectivamente.

Los blasones o muebles simbolizan lo siguiente:

- La Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria en oro raso, como símbolo representativo de la religiosidad, la fe, la hospitalidad y el homenaje a la Santa Patrona de la ciudad, la Virgen de la Candelaria. Cumpliendo de esta manera con la tradición heráldica, donde es común que las armerías cívicas y eclesiásticas muestren una iglesia. Su presencia constituye un reconocimiento al conjunto o congregación de los fieles cristianos, ya sea de modo total o particular.

- La mano encarnada con la antorcha encendida en oro y la rueda dentada o engranaje en sable negro sumada, representan la libertad, el deporte, el trabajo, el progreso y el avance científico.

El engranaje en movimiento está surmontado en la flama de la llama. Ello expresa de qué manera el trabajo honesto se conjuga con el deporte para generar progreso, desarrollo, gloria y bienestar.

- La cabeza de res en recuentro, recortada en oro y acornado en sable, y las plantas de maíz y sorgo en sinople o verde con las espigas en oro, simbolizan la vocación y la riqueza agrícola de la zona donde está enclavada la ciudad, siendo esos tres rubros los de mayor producción y representatividad en la región, como actividad económica fundamental de sus moradores.

Para la comprensión de todos los símbolos o muebles colocados en los cuarteles, en el gallardete inferior en blanco o argent, grabada en sable, la divisa: Fe, ciencia y trabajo y en el centro la fecha 1985, en recuerdo del Bicentenario que se conmemoraba y el avance experimentado por la población después de 200 años.

La corona o cimera está constituida por otro gallardete, también en argent con la divisa: Valle de la Pascua en sable, que es el nombre de la Ciudad y debajo la fecha 1785, como referencia a la creación del Curato de Nuestra Señora de la Candelaria del Valle de la Pascua, que fue decretado por el obispo Mariano Martí en su visita pastoral efectuada en 1783, es decir, dos años antes, cuando decretó la separación del sitio, del Curato de Chaguaramas.

En los lados izquierdo y derecho, se aprecian como soportantes acoladas, hojas en sinople o verde, y flores de pascua, bejuquillo o campánulas de color púrpura, en alusión a la planta que según la tradición le da nombre a la ciudad, por su abundancia en el sitio al momento que el colonizador puso su planta en la zona.

3.-

A veinticuatro años recién cumplidos del diseño de un escudo para nuestra ciudad, por voluntad e iniciativa propia de su primer cronista, monseñor Rafael Ángel Chacín Soto, su configuración demuestra la preocupación de este Sacerdote por plasmarlo para perpetuar la historia de La Pascua, lo que constituye un gesto de fidelidad sin compromisos que le enaltece.

En su diseño se aprecia un profundo conocimiento de la heráldica, entendida como la ciencia del blasón, es decir, de las reglas de composición de los escudos de armas; sabiduría que puso en práctica para interpretar y representar el devenir y las características económicas y sociales de la población que representaba como pastor de almas y cronista, legándole a la posteridad un escudo con distintivos emblemáticos que la honran y honran el gentilicio vallepascuense, así como nuestra identidad, por cuanto constituye un código coherente para la identificación de esta ciudad.

A manera de conclusión, la fidelidad demostrada del padre Chacín a Valle de la Pascua, genera una deuda, la cual todos los vallepascuenses estamos llamados a reconocer y saldar. Un modo de hacerlo es a través de la acción resolutiva de los honorables representantes del municipio, oficializando el Escudo que nos legó, por cuanto es un patrimonio de la ciudad y de su gentilicio; que las nuevas generaciones y sus habitantes en general deben conocer, respetar y preservar. Valle de la Pascua, 26 de febrero de 2009.

* Docente universitario, historiador venezolano.

viernes, 27 de febrero de 2009

SAN JUAN DE LOS MORROS: UN SITIO SANTIFICADO POR EL RÍO

José Obswaldo Pérez*


EL NOMBRE DEL SITIO SAN JUAN, con que se conoce hoy a la ciudad de San Juan de los Morros, en el estado Guárico, se le debe al río, su principal afluente. El nombre de este tributario corresponde a un hagliotopónimo hispánico, cuya motivación es devocional y que, por su puesto, la presencia del agua resulta en uno de los elementos más determinante en la configuración del paisaje.

Agua y río, religión y fe, son una consultación de los mitos de los hombres desde los tiempos de la colonización de los llanos. La iglesia católica dejó, a través de los conquistadores, el simbolismo del bautismo, el fuego y el agua, los ritos del solsticio y la fertilidad en la denominación de los lugares. Por eso, la santificación natural del espacio geográfico y el dominio espiritual del lugar forman parte de los Hombres. El nombre del topónimo San Juan nos remite al “universo ibérico”, a la nomenclatura de los santos y santas como fuente de inspiración perenne de las localidades (Goicu, 2002: 304; Dick, 2000:227).

De allí que el término San Juan es aplicado a otros accidentes geográficos como en el nombre de las Minas de San Juan, o los llamados Morros de San Juan, o también en la denominación de Serranías Grandes de San Juan ( como así se le ubica en documentos de 1660) que, antiguamente, los indígenas llamaban paurario[1]. El río y los Morros se convierten en puntos de referencia del espacio por quienes se asientan en el. Es decir, la oronimia y la hidronimia son la frontera de una unidad geográfica que surge a partir del poblamiento humano de los colonizadores. Pero ocurre un fenómeno cuando la denominación se transfiere a varios lugares con el mismo término de San Juan, en una misma región, lo cual tal desplazamiento designativo de un accidente a otro lo denominaremos translación toponímica.

El sitio San Juan es un topónimo antiguo; data, según los documentos, desde 1594. El lugar aparece en relación con las primeras expediciones de reconocimiento o de “entradas” conquistadoras de Santiago de León de Caracas, organizadas en los siglos XVI y XVII, en búsqueda de oro, específicamente en las llamadas Minas de San Juan. En esos primeros años los conquistadores habían intensificado el interés por la explotación de las minas, así como la persecución de indígenas, presuntamente caribes, y su esclavización a través de las encomiendas (Rodríguez, 1981: 42 – 46). De allí que la formación del poblamiento histórico de San Juan de los Morros sea el resultado inicial de un proceso minero-extractivo. Justamente, el Gobernador de la Provincia de Venezuela, Sancho de Alquiza, organizó racionalmente la explotación de las minas de oro de los ríos San Juan, La Platilla, San Gregorio y Tiznados, eje del poblamiento de los Llanos de Paya. Con dichas Ordenanzas quedaba establecida la explotación de minas de oro en la Provincia de Venezuela, usufructo que no sólo contó con la mano de obra indígena sino también africana, cuya participación en la economía fue verdaderamente importante (Troconis de Veracoechea, 1992: 58).

Desde la perspectiva del espacio, la conquista a “tierra adentro” o hacia los llanos siguió dos direcciones: el camino viejo hacia el Sur, por los Valle del Tuy medio y bajo, entre montañas espalderas, y más allá hacia los confines del llano inmenso y despoblado. La otra hacia el Este, a las provincias de Píritu y Cumanagoto, en los limite con la Gobernación de la Nueva Andalucía.

Históricamente, el sitio San Juan, hoy San Juan de los Morros, no surge por una simple casualidad (como habían sugerido en el pasado algunos historiadores románticos). Estudios recientes realizados por los doctores Irma Mendoza y Adolfo Rodríguez, así como por los estudiantes del Postgrado de Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos, han abierto debates y nuevas interpretaciones en torno al origen de esta localidad.

Ya es sabido que, desde los inicios del siglo XVII, cuando los españoles emprendieron las primeras entradas expedicionarias por el camino de los llanos, en la búsqueda de castigos contra los indios Caribe y las apetencias por la riqueza del oro, se estableció evidentemente la importancia creciente de las incursiones militares y cristianas en el poblamiento interior llanero, principalmente en los intentos de expansionismo territorial lideralizados por el Capitán Garci González de Silva (Castillo Lara, 1984: 17-19).

De hecho, el sitio San Juan es producto del efecto colonizador, mediante una merced solicitada por los conquistadores, Garci González de Silva y Mateo Díaz de Alfaro al Gobernador de la Provincia de Venezuela, Don Diego de Osorio, con fecha 20 de mayo de 1594. Dichos terrenos comprendían desde lindero de la ribera derecha del río Bocachica hasta el sitio denominado El Jobo, que para la fecha fueron otorgados por las autoridades españolas como una recompensa –o dádiva- a las dos hidalgas figuras por sus labores en favor de la conquista de la Provincia de Venezuela[2].

Podemos decir que la designación del topónimo San Juan constituye la primera etapa en la toma de posesión de la tierra, lo cual envuelve alguna referencia geográfica con dos puntos nucleares de la conquista: la propiedad del territorio por el dominio de los caminos terrestres y lacustres, mediante la emigraciones espontáneas y la colonización hispánica; y, la conquista espiritual de las localidades, mediante las encomiendas y misiones religiosas. Los primeros permitirán el reconocimiento de ese espacio, que le permitirá dominar las “arterias básicas” de la comunicación oriente-occidente y viceversa; y, los segundos, garantizarán la continuidad de la presencia de las emigraciones para la implantación de nuevas fundaciones, misiones, hatos, credos y otras cosmovisiones (Rodríguez, 1991:105).

Muchas ciudades, pueblos y lugares en Venezuela llevan nombres españoles, generalmente porque sus conquistadores o fundadores querían conservar el recuerdo de sus patrias. Otra forma de denominación consistía en poner nombres de santos a lugares, por ser descubiertos en días en que el calendario católico atribuía a determinado santo, santa o devoción (lo que en toponimia llamamos hagliotopónimos) (Mier: citado por Gerbi, 1978, 340-341).

De este modo, el río San Juan será un denominador de la realidad local y, a su vez, imprimirá su marca geográfica. El río, como accidente geográfico, es un hidrotopónimo de naturaleza física (por cuanto se trata del curso de las aguas), mientras que el nombre de San Juan es un hagliotóponimo, de naturaleza antropocultural, referido a las creencias o efemérides religiosas, o bien, al culto de los santos. Así lo expresa el conquistador poblador Garci González de Silva:

“… el río que llamamos San Juan, hasta Real Viejo que yo dicho Capitán poblé cuando descubrí las dichas minas de San Juan"[3]

Otros de los aspectos destacado en el sitio San Juan es que, su fundación, tiene como fin la de cortar la ruta de entrada de los indios Caribes venidos desde el Orinoco, en frecuentes expediciones guerreras, hacia las regiones centrales del país. Como se desprende de los documentos del Conquistador Garci González, la conquista de tierra adentro dio paso a la fundación de hatos en el siglo XVII. A partir de estos establecimientos ganaderos se formaron espontáneamente pueblos llaneros como San Juan de los Morros. El hato será referencia y unidad integradora donde surgirán localidades y municipios.

Un dato interesante que aporta la historiadora Irma Marina Mendoza (2004) son los bienes que poseía el Marques Don Francisco de Mijares y Solórzano en 1668, en el sitio los Morros de San Juan, lo cual hace presumir que el poblamiento del lugar se había realizado mucho antes. Dice la investigadora que la consulta de las fuentes primarias dispersas en los diferentes repositorios documentales del país, pueden abrir muchas hipótesis sobre la fundación de esta u otras localidades.

BIBLIOGRAFÍA

ACOSTA SAIGNES, Miguel (1955). Elementos indígenas y africanos en la formación de la cultura venezolana. En ACOSTA SAIGNES, Miguel y otros, I, 9-40 pp. Estudios de etnología antigua de Venezuela, 2a. ed., UCV, Caracas, Imprenta Universitaria, 1961, xxiv 247 pp. Vida de los esclavos negros en Venezuela. Prólogo de Roger Bastide, Caracas, Hespérides, distribución, ediciones, 1967.

CASTILLO LARA, LUCAS G (1984): San Sebastián de los Reyes. La ciudad Trashumante. Tomo I. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia.

DICK, MARIA VICENTINA DE PAULA DO AMARAL (2000). A investigação lingüística na onomástica brasileira. Frankfurt am Main

GERBI, ANTONELLO (1978). La naturaleza de las Indias nuevas. De Cristóbal Colón a Gonzalo Fernández de Oviedo. Trad. de Antonio Alatorre. México, FCE, Gráfica Panamericana.

GOICU, SIMONA (2002): Le culte des saints dans la toponymie romane. En: EMILI CASANOVA I VICENÇ M. ROSSELLÓ. Congrés Internacional de Toponímia i Onomàstica Catalanes.

MENDOZA, IRMA MARINA (2004: 31 Octubre): Una singular fuente histórica. Inventario de Bienes de Don Francisco Mijares Solórzano en el año 1669. San Juan de los Morros: Diario El Nacionalista, p.4

RODRIGUEZ, ADOLFO (1992) “Definición de la Neoétnia Llanera Colombo-Venezolana como utopía realizada” en: Romero Moreno, María Eugenia (1992): Café, Caballo y Hamaca. Visión Histórica del Llano. Coedición: Quito, Ecuador, Talleres Abya-Yala y Orinoquia Siglo XXI, Santafé de Bogotá, Colombia.

TROCONIS de VERACOECHEA, ERMITA (1982). Contribución al estudio de la formación de algunos pueblos de Venezuela”. Buenos Aires: Separata VI Congreso Internacional de Historia de América.


[1] AGI. Santo Domingo 207. Archivo Academia Nacional de la Historia. Traslados. Volumen No. 109-V-II, p 367

[2] AGI. Santo Domingo 207. Archivo General de la Nación. Sección Traslados. Colección. Tomo 536, p 367

[3] Ibidem


*Periodista, historiador y docente universitario.

martes, 24 de febrero de 2009

Ojalá Valle de la Pascua pueda decirlo con todas sus letras

GUILLERMO LORETO MATA


Alberto Hernández*

1.-
Por los lados de Guamachal habitaban Andrés Bello, Federico García Lorca y, por supuesto, Miguel Hernández, emparentado con los Hernández de La Pascua por afinidad nominal y por afecto a su poesía. No era extraño ver salir de aquella quinta de Valle de la Pascua a Don Quijote, un poco achispado de tanta buena palabra y páginas revisadas a horas casi perfectas.
No puedo decir menos del profesor Guillermo Loreto Mata, nuestro querido primo, quien tenía en mi padre especie de isla donde anclar sus viajes literarios. Era Baltazar Hernández Loreto un lector primerizo de libros venezolanos y de algunos rusos que por accidente cayeron en sus manos. Con Guillermo poco hablaban de esas cosas. Más valían los recuerdos, la vida absoluta en la llanura, en los olvidos que eran abundantes cuando la muchachera interrumpía la conversación.

2.-
Guillermo Loreto Mata fue un escritor nacido en Valle de la Pascua en 1925. Publicó algunos libros de texto y una suerte de breviario donde no quedaban Preguntas sueltas. Exigente con las palabras, intelectual, sintáctico y bondadoso, el primo Guillo tuvo, repito, en mi padre, en Baltazar, el hermano que conjugaba con Chucho López. Claro, es bueno decir que mi padre tenía en Juan Manuel Loreto, su hermano de madre, al rebelde de la casa, el designado por los dioses a morir joven, como un poco antes le tocó a mi padre irse a otras esferas.
Los años que vivimos en La Pascua fueron de encuentros casi diarios. Morábamos en la calle La Mascota Nº 52, y hasta allá iba el primo a tomar el café y a conversar con su primo. Guillermo, de cuya proverbial amabilidad aún conservamos algunas anécdotas, había sido educado en un medio católico casi monacal, de respeto a Dios y a la gente. Amante de las letras, se hizo profesor de Castellano y Literatura. Visitó España para sentir los pasos de Don Quijote y el aún tembloroso espíritu de García Lorca.

3.-
Pasados los años de la infancia, nos topamos con el primo en Valencia. Fueron poquísimos los días que mi padre y él disfrutaron juntos. Un día, aciago para todos, Baltazar, a los 54 años, se alejó de nosotros con la mirada opaca. El primo se enteró dos días después. Llegó a nuestro lado y lloramos. El trípode había perdido una pata. Los primos perdían un miembro. Y qué cosa, coincidir en Valencia. Morir en Valencia.
Guillermo Loreto Mata fue mi guía/ representante en el Liceo “Enrique Bernardo Núñez” de esa ciudad que era extraña para nosotros.

4.-
Hace poco, con la muerte de Chucho nos enteramos de la de Guillermo. Nadie nos avisó. El silencio se aposentó en nuestras almas, porque así es la vida. Somos olvido, breves matices.
Un flash back me permite la imagen del padre Chacín y Guillermo en el patio de nuestro viejo liceo de La Pascua. Dos humanistas que le dieron tanto a varias generaciones.
Ojalá a alguien se le ocurra nombrarlo en los pasillos de la casa donde impartió enseñanza. Ojalá las calles de su pueblo lo recuerden. Ojalá podamos decirlo con todas sus letras.

Mi corazón reposa junto a la fuente fría

(Llénala con tus hilos,
araña del olvido.)

El agua de la fuente se canción le decía

(Llénala con tus hilos,
araña del olvido)
(…)

Mi corazón se vuelca sobre la fuente fría.

(Manos blancas, lejanas,
detened a las aguas.)

Palabras del gitano, del romancero fusilado. Palabras que muchas veces se pronunciaron en mi casa de La Pascua, bajo la fronda del viejo tamarindo, hoy también alejado de nuestra memoria.

*Poeta, periodista y escritor.

Foto tomada de http://www.tiempo.uc.edu.ve/tu577/paginas/18.htm

REMEMBRANZAS DE LA FERIA Y EL REENCUENTRO

VALLE DE LA PASCUA: LA PRINCESA DEL LLANO VENEZOLANO XLI FERIA DE LA CANDELARIA FERIA DE PALMA Y SOL 2009
XVII REENCUENTRO DE FERIA
Valle de la Pascua, Parque de la Laguna del Pueblo, 07 de febrero de 2009

REMEMBRANZAS DE LA FERIA Y EL REENCUENTRO
(Discurso de Orden pronunciado por el doctor Felipe Hernández G.) felipehernandez56@yahoo.es


A petición del Presidente del Comité Organizador del XVI Reencuentro de la Feria de la Candelaria 2009, profesor Ramón Correa Ochoa, he aceptado con entusiasmo hablar en este "Reencuentro" que es nuestro. Estoy aquí para compartir con Ustedes que gentilmente han venido a este encuentro en el reencuentro a pasar un día de solaz y esparcimiento. Gracias a todos.


La Virgen de La Candelaria

Antes de hacer algunos señalamientos puntuales, considero procedente ofrecer algunas precisiones históricas generales sobre el origen de lo que han sido las ferias en el mundo. Existe consenso para admitir, que la palabra feria proviene del vocablo Feriae, que significa días de fiesta. Probablemente las ferias tienen su origen hacia el año 600 antes de Cristo. Se habla de pruebas que datan su existencia antes del comienzo de la Era Cristiana, sin precisar ni la época ni su carácter, aún cuando si se sabe que tal acontecimiento estaba relacionado con ciertas festividades religiosas. Es así como allí se estrechan los vínculos entre la religión y el comercio, de tal manera que era costumbre acotar inmediato al lugar del culto, una zona convenientemente delimitada para el ejercicio de la actividad comercial. Posteriormente con el fin de aumentar sus negocios, los comerciantes introdujeron espectáculos y diversiones para atraer al público. Fue de esa manera que ciudades como Babilonia, Atenas, Roma y otras de la antigüedad pasaron a ser grandes centros comerciales.
En Europa se crearon importantes ferias a partir del año 427 después de Cristo, entre las cuales figura la feria anual de St. Denis, que se estuvo realizando con notable éxito hasta el año 1777; la feria de San Lázaro creada en el año 800 y la de Flandes en el 960 después de Cristo. De las tantas celebradas en Paris, cobra importancia la feria de St. Germaine, primera celebrada en un gran edificio permanente, construido en torno a ella en 1485 y destruido por un incendio en 1753. De Londres, la mayor de las ferias comerciales era la de St. Bartholomew, creada en 1102, decadente durante el siglo XVII, pero continuó celebrándose hasta el año 1855.
Fueron notables también las ferias de Nijni – Novgorod y Moscú en Rusia, Leipzig y Francfort en Alemania, Sinigaglia en Italia y Medina del Campo en España. Como se puede notar, la relación entre feria, religión y comercio nos viene desde sus propios orígenes, la cual no es inocente sino procurada e intencionada, ya que ahí los representantes de cada uno de esos sectores hacen su negocio.
De allá, de la vieja Europa, nos vinieron estas viejas prácticas; que pudieran encontrar semejanza en algunas jornadas mágico-religiosas y de diversión que realizaban nuestros pueblos originarios, salvo que estas por el modo de producción colectivista o comunal en que se desenvolvían, no predominaba el interés comercial.
En tal sentido, las tradiciones de los aborígenes localizados en el área del Orinoco Medio, eran producto de la indudable confluencia de culturas prehispánicas procedentes de diversos espacios, para quienes los llanos constituían una región periférica o Hinterland, culturalmente pobre, con una productividad marginal, rodeada en gran parte por culturas de mayor complejidad socio-cultural, que les determinó más bien un papel de intermediarios, en materia de comercio, particularmente en lo que respecta a la producción de aceite de tortuga y pescado, hecho que originaba grandes ferias anuales en ciertas épocas. Una red de intercambios que alcanzaba hasta la región de Los Andes, la Selva Amazónica y el Bajo Orinoco.
En ese orden de ideas, antes de la venida de los españoles, nuestra región era tierra de comunidades nómadas, que practicaban el trueque comercial de productos agrícolas de fácil cultivo o recolección, por proteínas obtenidas de la pesca en los ríos o en la caza de animales de todo tipo. Por ejemplo, el río Unare era una especie de “vía salaria”, porque su curso navegable servía para transportar la sal desde los centros indígenas de Píritu.
En los tiempos que corren feria y comercio se sienten uno sólo, en ocasiones con autosuficiencia como para montar tienda aparte al margen de la religión.
En el caso de nuestra Feria de la Candelaria, Feria de Palma y Sol o la Feria de Valle de la Pascua, tiene como referente para su celebración, la festividad religiosa, y en ese sentido, la iglesia católica ha sido siempre la tradicional aliada. En otrora, era la iglesia la que concedía los espacios. Son actividades propias e ineludibles de la Feria, la peregrinación de la Santa Patrona, la Virgen de la Candelaria; la elección de la reina, el desfile inaugural, los toros coleados, las corridas y el reencuentro. Las actividades se desarrollan en las instalaciones del Parque de Ferias “General Emilio Arévalo Cedeño”, que agropecuaria, industrial y artesanalmente está acondicionado para albergar las actividades programadas para la cita anual, así como en otros espacios públicos y cerrados de la ciudad.
La historia de la Feria de la Candelaria comenzó en diciembre del año 1939, siendo su presidente el señor Juan Zamora Arévalo y la primera reina la señorita Luisa Margot Hernández Zamora, las festividades se desarrollaron en los espacios de la llamada Laguna del Pueblo, es decir, en estos terrenos, donde hoy estamos celebrando este XVI Reencuentro de Vallepascuenses y Vallemetidos. Luego se retomaron en el año 1948, asistiendo el presidente Rómulo Gallegos.
Después de un prolongado receso, para retomar en firme la idea de las ferias que hemos venido celebrando hasta hoy, fue en el año 1969, cuando a proposición del padre Rafael Chacín Soto, quien cuestionaba que las fiestas patronales que era lo que se realizaba en ese entonces, convirtiesen durante esos días a la Plaza Bolívar y los alrededores de la Iglesia, en un lugar contrario a las normas de convivencia y buen vivir, especialmente en lo atinente a la realización de juegos de envite y azar y al consumo de bebidas alcohólicas.
Para lograr su objetivo, el Padre Chacín motivó a los entonces jóvenes Manuel Oropeza Fraile, Arturo Socorro Vera y Nery Celestino Parra, para que retomaran la idea de realizar unas ferias a la altura y condición de progreso de la ciudad. Así se inició la que vino a ser la segunda etapa de las ferias en Valle de la Pascua, realizándose la primera en 1969, presidida por Manuel Oropeza Fraile, y el apoyo determinante del Concejo Municipal, la Cámara de Comercio y Producción del Distrito Infante y la Asociación de Productores Agropecuarios (APADI). En esa primera edición, fueron coronadas como reinas las tres concursantes que se presentaron, señoritas: Perla Veitía (Reina de la agricultura), Isabel Bolívar (Reina de la industria) y Piedad Campagna Méndez (Reina de la ganadería). Lo demás es historia conocida hasta hoy, cuando estamos celebrando de manera ininterrumpida la número cuarenta y uno.
En cuanto al Reencuentro, que es lo que estamos celebrando en este momento, el de hoy es el número XVII, puesto que el primero se realizó en el año 1993, en ocasión del cumplimiento de los primeros XXV años de la Feria. La directiva de esa XXV Feria de la Candelaria, estuvo presidida por el doctor Manuel Fernández, e integrada además por la profesora María Margarita Riobueno, Ramón Celestino Tovar, Marisol Ramírez Montes, Oscar Correa, y quien les habla, entre otros, quienes quisimos conmemorar ese primer cuarto de siglo de la Feria, atendiendo el requerimiento de diversos sectores de la sociedad vallepascuense que venían planteando su deseo de volver a ver todo aquello que se había dejado atrás, a través de un reencuentro. La reina de la feria fue la señorita Damelis Guerra. El orador de orden de ese primer Reencuentro fue el periodista del diario Ultimas Noticias, el vallepascuense Humberto Álvarez, conocido popularmente como “Camuco Álvarez”.
Fue así como se nombró una directiva que se encargó de su organización, la misma quedó integrada por la señora Gloria García de Bellorín, quien la presidió, junto con la señora Gladys Hernández Zamora, doctor Emilio Carpio Castillo, doctor Rafael Seijas González y su esposa Gladys, don Jocho López, señor Pedro Armas Salazar, el cronista de la ciudad, profesor Luis Fernando Melo, señora Hidelcira Martínez de Moisés, Profesora Miriam Hernández de Fernández, señora Julieta Zamora de Oropeza, señora Graciosa de Carpio, señor Tomás Ramos Espinoza, señora Gladys Alayón de Felizola, señor Celso Belisario, entre muchos otros. Todas las reuniones organizativas de ese primer Reencuentro se hicieron en la casa de habitación de la señora Gladys Hernández Zamora y su esposo Celso Belisario, que estaba ubicada en la esquina de las calles González Padrón cruce con Descanso, frente a la Clínica Guárico, a una cuadra de la Plaza Bolívar. Lamentablemente esta edificación, que pudo ser un museo, a la muerte de Gladys fue vendida, permitiendo las autoridades municipales que fuese demolida.
La fiesta de ese primer reencuentro se realizó el sábado 6 de febrero de 1993, en el boulevard de la Plaza Bolívar. Hubo exposición de fotografías, antigüedades y fueron homenajeados los músicos Rufo Pérez Salomón, Eleuterio Navarro y Pastor Hernández, paralelamente se realizó el gran baile del reencuentro con la participación de estos músicos y con la orquesta de los Antaño del Estadio, en la calle Real frente a la Plaza Bolívar.
La invitación al público para que asistiese, decía: “tu pueblo te invita cordialmente a un fraternal reencuentro que se efectuará el día sábado 6 de febrero con motivo de la celebración de la vigésima quinta Feria de la Candelaria. Contamos con tu presencia porque estamos seguros de que la misma impondrá a tu feria y a su pueblo, esa llaneraza nota que anima y vivifica el espíritu de todos los que aquí vivimos, nacimos o crecimos”. Eso fue hace 17 años.
Sea propicia la ocasión para rendirle un tributo a esa excelsa dama, orgullo del gentilicio vallepascuense como fue Gladys Hernández Zamora, recordando para ella, las estrofas de un poema que en el 1957 escribió a las muchachas de La Pascua, el eximio poeta zaraceño, guariqueño, venezolano y universal que fue Ernesto Luis Rodríguez, dice así:

Valle de aromas el pelo / pascua de miel la sonrisa / hecho de luna, de brisa / de girasol en desvelo, / es el diciembre del cielo / eterno abril de la aurora / fiesta del arpa sonora / azul del hondo universo / hasta su nombre es un verso / Gladys Hernández Zamora.

Hechas estas acotaciones de rememoración, precisemos: ¿Qué es un Reencuentro?, ¿Qué es el Reencuentro de Feria? Como aquí se le llama.
Es un día de reunión, para el compartimiento, el esparcimiento y el solaz en familia, con los amigos, con nuestros conocidos, con los seres queridos que en esta vida agitada que nos agobia no nos permite frecuentar, ni ver las veces que quisiésemos, para encontrarnos con los paisanos que por las razones o las circunstancias que sean, optaron por vivir en otros lugares distintos de la llamada por el historiador mexicano Luis González González “la matria”, que no es otra cosa que el lugar donde nacimos, donde alguna vez vivimos, donde cultivamos amistades, afectos y querencias por su gente, sus espacios, lugares; es decir, por todo aquello que le da placer y satisfacción al espíritu.
En otras palabras, es un día de fiesta, por eso el Reencuentro vallepascuense se hace en el marco de Feria, la Feria de la Candelaria, que es una fiesta en honor a nuestra excelsa patrona la Sagrada Virgen de Nuestra Señora de la Candelaria, un legado que nos dejaron como herencia nuestros antepasados, es decir, aquellos que le dieron fisonomía urbana y humana a este pedazo de suelo llanero que se llama Valle de la Pascua, donde tuvimos la suerte de nacer, de crecer, de convivir y de vivir una infancia y una juventud feliz, de la cual nos nutrimos y nos dio fuerza para seguir adelante y poder llegar hasta donde cada uno de nosotros hemos llegado, sin rencor, sin resentimiento, siempre en espíritu de superación y lucha para salir adelante. Eso en buena medida se lo debemos a la tierra que nos recibió, que en nuestro caso es este pedazo de suelo guariqueño.
El Reencuentro viene a ser lo telúrico, es decir esa sensibilidad que se expresa como una vocación auténtica en la canta, los corríos, los decires y la poesía, la cual aflora con la sola remembranza de la vida del vallepascuense, que es la vida del llanero, que siempre tiene un motivo para la emoción y la reflexión. A la sabiduría de la tierra de origen y a su hábitat la convierte de manera espontánea en poesía, expresada en versos que afloran de manera natural y fácil, porque las imágenes con que se expresa las extrae de la esencia misma de la tierra y de su sentir, manifestándose en una dádiva interpretativa de él mismo en su entorno, impregnándole un sentimiento sensible que es producto de las vivencias y de los recuerdos, que bien se puede apreciar en la poesía de don Julio César Sánchez Olivo, que expresa una inmensa pasión por el llano y una profunda originalidad que forma parte del sentimiento y la expresión de los llaneros, como cuando dice:

"Mi verso viene del llano / y vuelve al llano: / de allá viene, hacia allá va, / por el rumbo del recuerdo. / Como me lo dio la tierra asimismo lo devuelvo / rudo, orgulloso, sencillo sin adornos forasteros".

Una verdad espiritual y filosófica de las personas, que muchas veces huye de si misma, muchas veces tiene miedo de si mismo, pero a su vez es demasiado curioso, lo que le obliga a volver siempre sobre si mismo, más allá del bien y el mal, como decía Nietzsche, porque ¿Qué es el recuerdo? A decir del escritor Julio Cortazar en su novela Rayuela, “el recuerdo es el idioma de los sentimientos, un diccionario de cosas y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso…” Porque aunque sabemos que el tiempo pasó y que las cosas ya no son, ni volverán a ser iguales, quizás necesitamos convencernos de eso, lo cual constituye un triunfo de la supervivencia y del virtuosismo humano frente a la adversidad.
Viene a ser, pues, la historia de los hombres fabricada sobre la base de las cosas menudas e indispensables para vivir. En potencia, se vislumbra la importancia de comprender el sentido y la valía de lo local-regional, recordando que en la vida sublunar, la casa es y será el primer albergue del hombre. El lugar donde el ser humano digiere y construye su primer eslabón de vida en el tiempo. Da sus primeros pasos y se prepara en una mini-geometría espacial para luego salir a otro trazado a cordel y escuadra llamado barriada. A posteriori, busca la parroquia y la ciudad, aprendiendo la palabra y lo telúrico del lugar. Todavía más, el hombre concibe en la triada señalada lo atinente al modus vivendi de su microespacio y en progresivo irá percibiendo el acervo cultural de su región.
No olvidemos que nuestra vida se construye a base de hechos concretos, que perduran en el tiempo, que viven latentes en el recuerdo de cada quien, un recuerdo que se mantiene vigoroso cada vez que visitamos una localidad, cruzamos por donde se levanta una casa, un monumento, una iglesia, una plaza, una escuela, un parque, una calle, la distracción, y la tradición culinaria propia, por eso visitamos aquellos terruños donde un día jugamos o donde nuestros padres dejaron su aporte.
Cuando somos capaces de mantener viva nuestra identidad, hablando con nuestros seres queridos, enseñando como nuestra historia personal nos ha forjado, es que somos capaces de descubrir que nuestra historia es lo que llamamos tradición. Expresada en el sentimiento del que cada uno de nosotros es portador del orgullo y la esperanza de todo un pueblo. De este pueblo, de Valle de la Pascua.


Fabiola Montilla, Reina de la XLI Feria

Por eso, el Reencuentro es un buen pretexto por reencontrar lo que alguna vez fuimos. Para el sabor y el encuentro con la gente de La Pascua, que aún logran contener la devastadora impersonalidad urbana de las grandes ciudades, es eso lo que nos anima a dar una vuelta por esta feria. Sabiendo que la hospitalidad de los pascuenses es refrendada en cada uno de sus habitantes, que somos cada uno de nosotros, o los que vienen porque tienen a alguien a quien visitar. Parafraseando al poeta de la llanura, el guariqueño Francisco Lazo Martí, cuando en su verso nos dice:

Como en aquellos días
del venturoso tiempo ya lejano,

en pos de mis pasadas alegrías,

vuelvo a tender la vista sobre, el llano.


Y náufrago en la noche sin ribera,

mi espíritu se abstrae

pensando que de un mar desconocido
el llano es una ola que ha caído,

el cielo es una ola que no cae.


Sin lugar a dudas el reencuentro de los vallepascuenses es un evento que seguirá dando de que hablar, dejando huellas imborrables en la historia de Valle de la Pascua, y en la memoria de su gente y de los visitantes, porque en él se consuma el ideal de lo que hemos sido, de lo que somos y de lo que queremos ser.
Muchas gracias.

Imagenes tomadas de: http://tradicionesdevenezuela.blogspot.com/ http://www.alternativa1007.com/site/2009/02/fabiola-montilla-elegida-reina-de-las-xli-feria-de-la-candelaria/

domingo, 22 de febrero de 2009

DIEGO DE ORDAZ EN CABRUTA


Edgardo Malaspina*


Diego de Ordaz (España, 1480-Venezuela, 1532) fue uno de los conquistadores españoles más intrépidos(subió a un volcán en plena erupción en México, por ejemplo), Intervino en expediciones en Colombia, Panamá y México, antes de llegar a Venezuela. En Busca de El Dorado navegó por el Orinoco (fue el primer europeo en hacerlo, porque Cristóbal Colón y Vicente Yáñez Pinzón, no lo penetraron) y fue el primero en hablar de la existencia de la Guayana, denominación que difundió. Cuando en 1952 el gobierno venezolano fundo una ciudad planificada a orillas del Orinoco, se le dio el nombre de Puerto Ordaz, en su honor.

En 1529 Diego de Ordaz solicitó al Consejo de Indias para venirse a Venezuela. Le concedieron muchos poderes, dinero y caballos para descubrir y conquistar tierras. Inició el viaje en 1530 desde Sanlúcar de Barrameda. Navegó 40 días ante de llegar a Marañón (Amazonas). Llegó a la Península de Paria en 1531.Luego de muchos conflictos con sus hombres, muchos de los cuales hizo colgar por ser ladrones, supuestamente; entró al Orinoco en junio de 1531.Llovía bastante y sus soldados se enfermaban. Se citan varias cifras de muertos que llegan hasta 300.La navegación se hacía, dificultosamente, con remos. Acamparon 8 días en Barrancas (Edo. Monagas). Los indios lo recibieron bien al principio. Luego empezaron los conflictos, por lo que decidió seguir adelante. Visitó varios pueblos a orillas de Orinoco, algunos hoy desaparecidos: Caruao, Tuy, Cumaca Baratubaru, Aracuai y Caberuto, Cabuto o Cabruta…Era el año de 1532.

*Docente universitario, cronista, poeta, médico y editor venezolano. (Las Mercedes, estado Guárico)

Foto tomada de http://es.wikipedia.org/wiki/Diego_de_Ordas

martes, 17 de febrero de 2009

LAS MERCEDES DEL LLANO EN LA OBRA DE J. A. DE ARMAS CHITTY

Edgardo Malaspina*



El 30 de enero del año en curso la Universidad Rómulo Gallegos celebró el centenario del nacimiento del Dr. José Antonio de Armas Chitty (30.11.2008) y el XXX aniversario de la publicación de su libro Historia del Guárico, por parte de la UNERG. El evento, organizado por el CELLUNERG (a través de su director, Prof. Andrés Scott; y el Prof. Jeroh Montilla, del Departamento de Antropología y Arqueología) contó con las valiosas ponencias de Adolfo Rodríguez, Oldman Botello, Omar Hurtado, Irma Mendoza, Felipe Hernández, Noel Lugo y Pedro Calzadilla.
Todos los conferencistas analizaron el enorme aporte que realizará J.A.De Armas Chitty para la comprensión de las raíces históricas de nuestro terruño. El Dr. Felipe Hernández, por ejemplo, precisó que J.A. De Armas Chitty es “el historiador más prolífico de la historiografía regional guariqueña. Su extensa obra histórica y cultural le convierten, junto al doctor Adolfo Rodríguez, en uno de los intelectuales que más ha contribuido a la construcción del devenir histórico de nuestro Estado…”. Luego Hernández acota que la publicación Historia del Guárico aún no ha sido superada. En efecto, estamos hablando de una obra monumental que recorre todas las etapas históricas de casi todos los pueblos de la región desde 1532 hasta 1974.

Conocí al Dr. JA.A.CH en Ortiz, en 1993, en el Segundo Encuentro de Cronistas e Historiadores Guariqueños. Alli se le rendía homenaje por su cumpleaños 85.Me dijo que estimaba mucho el apellido Malaspina. Fue maestro de algunos de mis tíos y de mi padre ,Alfonso, en Santa María de Ipire. Además escribió una breve pero hermosísima biografía de Miguel Malaspina, mi abuelo, de quien destaca su recio carácter napolitano a la hora de enfrentar al dictador Gómez, sin importarle las reclusiones que sufrió en la cárcel del pueblo por ello.(Una pausa entre el hombre y el árbol. Cardumen. Relatos de tierra caliente.
Academia Nacional de la Historia.1990).Por lo tanto tengo motivos, no sólo como cronista, sino también muy íntimos, para recordar con cariño a este llanero, hijo del Alto Llano o Llano de Caracas, de por los lados de Santa María de Ipire, según lo calificara felizmente Ramón J Velásquez.
J.A De Armas Chitty escribe en su libro sobre la fundación de Cabruta y Santa Rita de Manapire. Con respecto la guerra de independencia habla de la derrota de los patriotas en la Hogaza (el ejército de Pedro Zaraza partió de Belén) “al sur de Las Mercedes del Llano”. Comenta la vida de Juan José Rondón, el más importante prócer de nuestro municipio, como el máximo héroe que ha dado la llanura venezolana después de Páez, y a quien compara con Aquiles por haber muerto de un lanzazo en un talón. Por último relata la batalla de Lamedero, sitio ubicado en territorio mercedense.

*Docente, universitario, médico, cronista y poeta.

viernes, 13 de febrero de 2009

PAYA ARRIBA: SITIO PIONERO EN EL PROCESO CONQUISTADOR DE LOS LLANOS

Adolfo Rodríguez*



CONJETURA


Si como afirma la Real Cédula de 1651, los hatos de Paya y San Antonio contaban ya con noventa años de existencia, puede decirse que la colonización de tal zona no comenzó en San Sebastián de los Reyes, si no en esta franja norte que prosigue siendo la porción de mayor auge y dinamismo en toda la zona de los llanos centrales.

Trece años antes de esa presunta fundación de hatos, Antonio Sedeño, quien en 1530 capitula la conquista y colonización de la isla de Trinidad, enterado de las presuntas riquezas del Meta, organiza una expedición y. en febrero de 1538 con 3OO hombres y 8O caballos, captura un juez enviado contra él por la Audiencia, prosigue su marcha e imagina De Armas CH que tomó "hacia el sur, quizá por algún trecho aguas arriba del Ipire y luego a tientas en solicitud del llano pero por donde el Altollano y la selva limitan, al oeste franco, posiblemente al norte de donde actualmente se hallan Chaguaramas, Barbacoas", agregando que debieron dejar "a un lado la Fila de Guarumen y encaminaron al Tiznados" donde, por mayo, muere, supuestamente envenenado con yerbas administradas por la morisca Francisca Hernández, que lo acompaña. Al sur de la Galera de Mapire o del Cerro Guaitoco cree De Armas CH, al pie de un árbol, en cuya corteza grabaron estos versos:


Aquí, de su brío falto

que fue de cuerpo pequeño,

reposa Antonio Sedeño.

Y en el ánimo muy alto.


Para De Armas CH (1979) "no debieron alejarse de los ríos, del Guárico, del Paya". Sedeño inicia la penetración hispana en territorio guariqueño por la zona norte, a través de las cuatro grandes cuencas hidrográficas representadas, de este a oeste, por el Unare, el Orituco, el Guárico y el Tiznados. Lo acompañaba, entre otros, el futuro fundador de Caracas, Diego de Losada, nuevo jefe de la expedición, y el poeta Juan de Castellanos (1522-16O7), quienes prosiguen hacia el sur, hasta el bajo llano, enrumbodos a occidente. El poeta recoge impresiones de aquel paisaje y hechos:


Do el río de Tiznados desencierra

su licor a lo llano convertido

yendo ya por la falda de la sierra

a la sombra de un árbol estendido...

(Vila, Pablo, 1969).


La más antigua imagen sobre el Guárico y sus remotos habitantes e invasores (Vila, Pablo, 1969):


De todos alimentos ya vacíos

adelante les lleva su porfía

topan inmensos campos, grandes ríos

y gente sin ninguna policía

(Vila, Pablo, 1969)


La búsqueda de El Dorado por el Llano, "la ofuscación llanera" como la denomina Ramos Pérez (1973: 152) prosiguió en 1569 con Pedro Maraver de Silva, desde la costa central, pero algunos impedimentos, reduce su hueste, de la cual, unos 4O comandados por el extremeño Alférez Garci González de Silva, su sobrino, reforzarán la recién fundada Caracas, erigida por Diego de Losada dos años antes (Martínez-Mendoza, J., 1967)


LATIFUNDIO, GANADERÍA Y DESMESURA


Los comienzos de la propiedad territorial en los Llanos de la Provincia de Caracas están asociados con la persecución de indígenas, presuntamente caribes, y su esclavización a través de las denominadas encomiendas. Los adelantados y futuros propietarios, en la región, son miembros de una sola trama familiar y política que funda en los Llanos y, particularmente en el actual Estado Guárico, la modalidad americana del feudalismo: Garci González de Silva, llamado por De Armas CH "padre del latifundio", era encomendero en la zona centro norte costera, Alcalde de Caracas y participante en numerosas acciones punitivas contra los quiriquires, como la de 1574 por Tácata y vertientes del Guárico y en 1576 rechazando y persiguiendo caribes por el río Tiznados y el Guárico, hasta casi las márgenes del Orinoco. El Gobernador de la Provincia, don Juan de Pimentel, en 1579, le ordena la conquista de los Cumanagotos, a donde marcha haciendo la ruta de los Llanos, cruza el río Unare por Clarines, comete represalias y establece avanzadas, casi todas infructuosas. Cinco años después merodea por el Guárico, colaborando tal vez en los preparativos de la erección de San Sebastián de los Reyes, pues, diez años luego, solicita al gobernador Diego de Osorio, en compañía de Mateo Díaz Alfaro, hijo del fundador y pariente suyo, un gran paño de tierra que iba desde Los Morros de San Juan hasta cerca de aquel pueblo, prolongándose por el sur hasta el Orinoco.

Era alcalde de Caracas en 1595 con Francisco de Rebolledo, cuando ambos participan, por ausencia del gobernador, combatiendo al corsario Amyas Preston en la gesta en que muere Alonso Andrea de Ledesma, cuyos hijos son fundadores también en San Sebastián. . Rebolledo descendía del conquistador Juan de Villegas y era padre de María de Rebolledo y Armendaris, en cuyo matrimonio con el Alcalde Juan de Guevara, en 16O5, González de Silva hizo de padrino. Los Rebolledo eran también parientes de otros fundadores y encomenderos de San Sebastián de los Reyes, como los Díaz Moreno, los Laya Mujica, los Mendoza, los Ríos, los Carrasquer, los Hurtado, los Ponte, los Rodríguez Espejo. Un sobrino de los Rebolledo Armendaris, llamado Andrés, alcalde en Caracas en 1617, es a quien en 162O encargan de fundar dos pueblos en el Guárico, en ejecución de la política de reducción prevista para controlar aún más a los pobladores aborígenes y apropiarse de tierras y reses.

Era casado con Elvira de Laya Mujica.


LOS LLANOS MÁS IMPORTANTES


Todo hace pensar que los hatos de Paya eran los más importantes en la Venezuela del siglo XVII seguido de los de San Antonio. La R. C. de 1651 sobre saca y desjarrete de ganados se refiere a los llanos y sitios donde ha noventa años vecinos y moradores de Caracas han fundado hatos de ganado vacuno para "su sustento y permanencia", en este orden: Paya, San Antonio, Las Palmas, Aricapano, La Platilla y El Tinaco (Actas del Cabildo, IX: 237). En tanto que el mandato del gobernador Fernández de Fuenmayor al Capitán Lorenzo Martínez de Villena para el alistamiento militar que participaría en la recuperación de Curazao, se mencionan los sitios de "Paya, San Antonio y demás llanos..." (Castillo Lara, 1978: 54). Juan Sánchez Morgado en una petición del 22 de diciembre de 165l se dice "criador de ganado vacuno en los echos y sitios de Paya y San Antonio términos de esta ciudad..." (Actas... VIII: 1O3). Orden de importancia que también observamos en documento del 1.1.1656 referido a la designación del Capitán Thomas de Aguirre y Grezala como "juez partidor" en dichos hatos (Actas..., IX: 188). Aunque en la votación de enero de 1657 se lee "hatos de San Antonio y Paya...", año en que Sánchez Morgado se autoproclama "criador de ganados vacunos en los hechos de Paya y San Antonio y San Juan" (Actas..., IX: 188, 233).

El título expedido a Ochoa y Oñate como Juez de Llanos en 1668 establece que "...en los llanos hay cinco partidos: Paya, Aricapano, Las Palmas, Caicara y San Antonio, y que éstos dos últimos no tienen ganados..." (Actas... XIII: 354). Preeminencia que se mantiene aún en 1675 cuando el procurador capitán Phelipe Galves de Ulloa hace mención de los excesos que públicamente se dise en esta ciudad causan en los llanos de Paia de esta jurisdicción y en otros partidos de los llanos..." (Actas..., XIV: 191-2).


EL PARTIDO DE SAN ANTONIO


El Justicia Mayor Alférez Juan César Castillo designado en 1653, lo era, según el gobernador y capitán general, de los Valles de Aragua y Turmero, hasta Tapatapa y hatos que fueron de Mariana Bera, y de allí, corriendo hasta los hatos de San Antonio, hasta subir las lomas del Tui..." (Actas....VIII: 228 ), jurisdicción reconocida también en el nombramiento del Capitán Pedro Landaeta en 1675. El sitio de San Antonio se encontraba fuera de los Valles de Aragua porque en junio de 1657, los vaqueros de Sánchez Morgado "dejaron y se vinieron" de aquel sitio hacia estos... (Actas..., IX: 291). Probablemente el sitio de San Antonio, a veinte kilómetros de la actual Parapara y cuarenta de Paya Arriba, aunque cercano ya de Paya Abajo, éste y San Antonio en la vía de acceso a los Llanos por la ruta de San Juan de los Morros y Parapara.

Ambos "partidos" definidos por las dos redes hidrográficas correspondientes a ríos de igual nombre.


EL PARTIDO DE PAYA: HINTERLAND GANADERO DE CARACAS


Desde 1622 tanto Caracas como San Sebastián de los Reyes experimentaron la cuestión de las cimarroneras de ganados, lo cual redundó en litigios inter-municipales vinculados con la comercialización del cuero. Se prohibió el ingreso de las piezas sin el debido registro y en 1624, ante el hurto de "grandes cantidades de reses y cueros" porque "tratantes con mercaderías, que las cambiaban a los mayordomos, hijos y criados por reses orejanas de las que se acostumbran repartir entre los criadores", conduciéndolas a los valles de Aragua y embarcar sus cueros por La Guayra, el cabildo acordó severas penas (Castillo Lara, IB., 196- 7). Y dos años después se hicieron pregones para que las vaquerías se hiciesen en conjunto, condenándose a no recibir beneficios quien faltase y la obligación de tener gente, casas, corrales y caballos en la población de dichos hatos para las ayudas de lo que en ello se ofreciese y que no llevasen ni sacasen más ganado (que) aquello que les perteneciese, ni hiciesen matanza en dichos ganados para hacer... sebo y manteca si no fuese a puerta de corral", prohibiéndose, además, no sacar los ganados si no por camino real, so pena de incautación de los mismos y destierro de los vaqueros; sancionando, igualmente, las ventas de mercaderías en la región, para evitar negociaciones de los obreros con los tratantes de aquellas, etc., etc. (Actas del Cabildo, VIII, 103-104).


LA TRAMA FAMILIAR


Para 1628 se contaban Las Palmas, Aricapano, Paya, Sabana de Cruz, como partidos ganaderos. De manera tal que el l2 de agosto del año anterior fue expedido título para administrar los santos sacramentos, adoctrinar y enseñar los misterios de la "santa fe", a los negros y mulatos existentes en "el sitio que llaman de las palmas",a seis o siete leguas de la provincia de Orituco, al licenciado Juan Rodríguez Espejo (Chacin Soto, 1971: 118 ), hermano, probablemente, del Bartolomé o Pedro Rodríguez Espejo, quien casa en 1634 con María de Laya, hija sin duda de Pedro Laya Mujica, cuñada del encomendero Andrés Rebolledo. Fue el mismo año en que Juan de Urpin fundó un hato en la sabana de Macaira (1628) y el Ayuntamiento caraqueño designó juez repartidor en el partido de Paya a Damián de Antequera, con la responsabilidad de distribuir entre los hatos de ese partido todos los orejanos que recogiese. Era hijo del escribano Juan Luis Antequera, autor de una Relación General de la Visita del Gobernador La Hoz y Berrío, en la cual informaba acerca de la comisión pobladora encomendada al Capitán Andrés de Rebolledo, y hermano del encomendero Francisco Antequera, hombre de tropelías contra los caribes en sucesivas "entradas" (Castillo Lara, 1984).

En 163O el juez repartidor designado fue don Gonzalo de Vides, también de la parentela de Rebolledo, por haber casado cinco años antes con doña Juana de Armendariz, siendo Gonzalo de los Ríos su padrino en el matrimonio.


EL PUEBLO DE PAYA


En 1619 el gobernador La Hoz y Berrío dicta auto ordenando reducir a pueblos los repartimientos de Caracas, Valencia y San Sebastián de los Reyes. Dos hechos debieron influir determinantemente en esta disposición gubernamental: el auge del comercio de cueros que de tercer producto de exportación en 1607 pasa al primer lugar a partir de 1620 (Arcila Farías, 1967, l, 124) y la demanda de carne resultante del crecimiento demográfico de Caracas.

Para el pueblo que debía fundarse en los llanos de Paya, Rebolledo designó al Capitán Gonzalo de los Ríos Almendaris, familiar suyo, asistido eclesiásticamente por su también pariente Padre Luis de Rebolledo de Villavicencio. El 28 de setiembre de 1620 presentó de los Ríos su título ante el Cabildo de Caracas, a objeto de recibirse en el uso y ejercicio de su cargo, con lo cual le fue conferido un poder "para que en virtud de las Reales Cédulas juntase y poblara los repartimientos de indios que estuviesen en los llanos de Paya y su contorno, de cualquier nación que fueren", mencionándose entre tales encomiendas las de su hermano el Alférez Mayor Diego de los Ríos, del Cabildo caraqueño; el repartimiento del Capitán Tomás de Aguirre y Guesala o Gresala, dueño de una encomienda en los términos de San Sebastián: el Principal Guayrimacuri, indios de las quebradas de Puere y Guarima; los del servicio de los hatos del Capitán Onofre Carrasquer, cuyo matrimonio en 1599 había sido apadrinado por el Capitán Sebastián Díaz de Alfaro; y los del servicio de los hatos de un tal de Grados, descendiente de Alonso, uno de los fundadores de S. Sebastián en 1584; el de Alonso Pérez de Valenzuela, quien estuvo con González de Silva en su campaña contra los caribes, y el repartimiento de Alfonso Dávila (Castillo Lara, 1984, l: 143; Silva Montañés, 1983).

El título otorgado estipulaba que "por cuanto el dicho sitio y nueva población del término de los llanos de Paya, suele ser infectada de enemigos Caribes y otras naciones que vienen a robar, saltear y matar indios de paz del dicho término de Paya y a los habitadores de los hatos de sus contornos... por la presente de nuevo nombro al dicho Gonzalo de los Ríos, para en todo lo que fuere menester acaudillar y defender el dicho pueblo de indios y gentes a él agregados". Estaba obligado a hacer lista y memorial de dichos indios, útiles o reservados de tributos, hijos y familias, los repartimientos y servicios de hatos, procedencia, quien los condujo y con qué licencia, si pagaban sus servicios, nombre de los esclavos en los hatos así como personas libres, poblar los indios "en parte cómoda y sana, de suerte que recibiesen doctrina todo el año. El cura doctrinero sería pagado por los encomenderos y señores de los hatos, quienes, además se repartirían el costo de los ornamentos y demás objetos para la celebración del culto Divino".

Para LGCL (1984) esta fundación representó "por un lado el primer pueblo indígena en los llanos de San Sebastián, y por otro una derogatoria a las normas de las Leyes de Indias, al permitir la convivencia de indios y gentes de otras razas en un mismo poblado", puntualizando que dicho pueblo "no logró permanecer y no se le vuelve a mencionar" (t. l p. 144). Lo cual nos hace presumir que fue otro pretexto para la cacería de ganado cimarrón, avanzada conquistadora ocasional, dado el auge desmedido del comercio de cueros, causal de que se erijan, por lo menos otros tres poblados con igual finalidad: Santa María de Manapire, en l63l por Juan de Urpín; Nueva Cantabria por Juan Ochoa de Aguirre y Gressala en 1645 a orillas del Orinoco, cerca del Caño Caribe, al este de los cerros de Cabruta, y San Miguel del Batey, por Miguel de Urbés en 1647, todas en territorio del actual Estado Guárico (Vila, Pablo,1975; De Armas Chitty,1982).

Prosiguió hablándose del lugar como partido de Paya, por lo menos hasta 1723 en que el gobernador Don Francisco Carlos de Herrera, propietario de un hato cerca del sitio de Guanayén, refiriéndose a tal jurisdicción, fija sus linderos entre el Partido de La Cruz, situado al oriente, hacia donde estaba también Aricapano; al norte la quebrada de Pitara, que cae al río Paya, poco antes que desemboque éste en el río Guárico. En tanto que al sur: las costas del río Portuguesa, donde desemboca el río Tiznados. Unos límites aproximados, porque el partido de Paya, en ocasiones, ocupaba espacios pertenecientes a las cuencas de los ríos Tiznados, Guárico, Paya, San Antonio y Orituco. Para Fray Jacinto de Carvajal (1956) hacia 1647 a la banda izquierda del Orinoco, hacia el norte, en los Llanos, no existían más que "los llanos de Paya y los hatos de San Sebastián..." (1956: 23O). Sin advertir, como luego veremos, que estos se encontraban dentro de aquellos. En enero en 1639 Diego Ruiz Maldonado, ignora el nombre de Paya al referirse a la desembocadura del Guárico, que supone en el Orinoco, explicando que "tiene su nacimiento en San Sebastián, pueblo de la gobernación de Caracas y principio de los llanos". (Arellano Moreno, 1964).


LA UBICACIÓN DE PAYA ARRIBA


Pocas dudas cabe ante la posibilidad de que el pueblo ordenado en 1619 pudiera estar donde funcionó hasta comenzando el siglo XX el sitio de Paya Arriba, probable, también, cabecera de los denominados llanos de Paya. Ello por su situación entre el sitio elegido en 1678 para ubicar definitivamente la errante San Sebastián y el lugar que habría de ocupar Santa Catalina de Siena de Parapara, principal centro de expansión hacia los llanos del sur. No privaba ya la angustia por el comercio de cueros, pero proseguía la demanda de carne hacia las grandes ciudades de la región centro norte costera.


INTERROGANTES A MODO DE CONCLUSIONES


1. ¿Influyó el sitio de Paya Arriba en la ubicación definitiva de San Sebastián de los Reyes? Véase que la distancia entre ambos puntos es de veinte kilómetros, por una vía paralela al río Paya. La distancia de San Sebastián a Parapara es de diez leguas y la divisoria es en el Portachuelo de Valenciano, a cinco leguas (Castillo Lara, II, 67-8), próximo al lugar donde en 1714 aparece la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Valenciano (Ibíd., 178).

2. Procede pues, profundizar en la interpretación de los documentos publicados, pesquisar aún más en los que permanecen mudos en los archivos, escarbar en aquellos caminos aún no trajinados por la arqueología.


*Docente, historiador y poeta (Los Teques, estado Miranda)

El Motor de aire desafía la segunda Ley de la Termodinámica. Invento de un guariqueño.